Putin torpedea las relaciones con Europa

El referéndum de independencia de Crimea ha vuelto a enfrentar a la Unión Europea y Rusia. Y no se trata solo de una fricción más, a las que estamos acostumbrados. La UE se ha mostrado incapaz de gestionar una crisis política, la de Ucrania, que ha ido degenerándose en muy poco tiempo. En menos de medio año hemos pasado de las reivindicaciones políticas de una parte de la sociedad ucraniana, -que veían en la UE el espejo en el que mirarse-, a un enfrentamiento directo con Moscú y aparecen serias dudas sobre como afectará esta situación a la UE en su conjunto.

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Mapa / Foto: freepik

Los países del Este, antiguos aliados o dependientes de la ex Unión Soviética, siguen con preocupación lo que ocurre en Ucrania. A ellos les afecta directamente, no solo porque todavía mantienen muchas relaciones comerciales con el gigante ruso, sino por que algunas de sus élites políticas han estado marcadas por la ideología soviética. Países como Bulgaria ya han dicho que no van a votar a favor de sanciones económicas a Rusia. Hace menos de un año, un país como Lituania, exrepública soviética, presidía el semestre europeo con el objetivo de abrir relaciones con los socios del este, principalmente con Ucrania, Georgia, Moldavia, Bielorusia y Azerbayán, algo que molestó mucho a Putin, porque la UE le volvía a tocar su «patio trasero».

Por su relación histórica, países como Polonia o Lituania, también Alemania, han tenido un papel importante en las negociaciones de los últimos meses con la oposición ucraniana proeuropea. Parecía que habían conseguido un acuerdo importante, así lo vendieron, al pactar una salida con el gobierno de Yanukóvich. Cuatro semanas más tarde, Ucrania ha perdido una región, se enfrenta a una desestabilización en la parte pro-rusa y tiene un gobierno frágil. Rusia ha conseguido recuperar un punto estratégico vital para su ejército y amenaza con intervenir militarmente en ese país si lo considera oportuno, bajo la excusa de acudir en ayuda de la minoría prorusa, amenazada según el Kremlin, por el gobierno ucraniano. Y queda por saber como afectará esto a Alemania. Parece que Angela Merkel, que se apuntó un éxito con las negociaciones con el anterior gobierno ucraniano, no ha podido hacer nada más que llamar al presidente ruso, pero con muy poco éxito. Además Berlín tiene importantes acuerdos comerciales, principalmente gasísticos, con Rusia.

Durante los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi han ocurrido muchos acontecimientos. Se iniciaron con un Putin «bajando la cabeza» ante Europa. Tuvo que excarcelar a los disidentes más mediáticos que tenía en prisión: Pussy Riot, Mijail Jodorkovski y los activitas de Greenpeace. Tuvo que aceptar la ayuda estadounidense para poder blindar la seguridad de los Juegos, tras varios atentados terroristas, y presionado por Occidente, suavizó su vocabulario sobre los derechos humanos y de los homosexuales. Un mes y medio más tarde, Putin ha ganado la medalla de oro y muestra su soberbia ante el mundo, a costa de quedarse aislado internacionalmente.

Además el reciente referéndum de independencia-sumisión de Crimea puede hacer plantearse a escoceses y catalanes sobre sus consultas independentistas. La acción de los crimeos puede plantear dudas a muchos de esos ciudadanos, sobre si vale la pena independizarse cuando la dependencia económica está estrechamente ligada al país al que se pertenece en la actualidad (Reino Unido en el caso de Escocia y España en el de Catalunya). Los crimeos han decidido que es mejor estar en la «madre Rusia», que independientes en un país con una gran deuda externa y graves problemas financieros internos.

Otra consideración es que acaben, como Crimea, no teniendo un reconocimiento internacional y -en su caso- queden en el limbo de la comunidad internacional. Tanto en el caso de Escocia como de Catalunya, la Unión Europea ha dicho que no reconocería esas independencias, -en el caso de que se produjeran- si no obtienen el visto bueno de los países a los que pertenecen actualmente. Claro, que podría ocurrir como con Kosovo, reconocido por la mayoría de los países europeos, pero rechazado por otros estados.

Quedan otras muchas lecturas sobre lo ocurrido estos últimos días, pero también muchas preguntas. ¿Cuánto tiempo durará el aislamiento de Rusia? ¿Qué ocurre cuando un país importante hace lo que quiere con las leyes internacionales? ¿Qué va a ocurrir en las ex repúblicas soviéticas con mayoría de población rusa? ¿Va a mantenerse unida la Unión Europea en su enfrentamiento con el Kremlin? ¿Qué mecanismos tiene la comunidad internacional, globalizada y multipolar, para hacer respetar la legalidad internacional actual? Putin ha conseguido torpedear la política internacional.