Uno de los puntos destacados de la cumbre europea de los pasados 28 y 29 de junio fue el acuerdo para que el fondo de rescate europeo pueda comprar deuda española o italiana para rebajar la presión de los mercados y permitir la financiación de estos países, siempre que cumplan estrictamente sus compromisos con Bruselas, pero sin medidas adicionales.
La medida se anunció al final del Consejo sin matices, pero el gobierno finlandés se descuelga ahora del acuerdo, lo rechaza por ineficiente y amenaza con bloquearlo, con el apoyo de Holanda. Ante los ataques de la oposición finlandesa, que consideran que su primer ministro se excedió en su mandato al aceptar la decisión de los 27, Jyrki Katainen se justifica afirmando que «la guerra de la información fue frenética y podría haber salido una idea equivocada».
El caso es que cuando el objetivo de la eurozona es dar una imagen de unidad y fortaleza sobre la moneda única, el posible bloqueo de Helsinki ya ha tenido una repercusión directa en los mercados financieros y la prima de riesgo española volvió a subir este lunes. Como cortafuegos, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, ha salido al paso para asegurar que las decisiones que afectan al fondo de rescate europeo se adoptan por mayoría y no requieren la unanimidad de los 17 miembros de la eurozona.
Como suele pasar en la UE, todos tienen razón y la legislación comunitaria siempre admite excepciones. Las reglas del mecanismo europeo de estabilidad (MEDE) fijan que, con carácter general, las decisiones para activarlo deben tomarse por unanimidad de los miembros. Sin embargo, en los casos en que sea necesario actuar «de forma urgente para salvaguardar la estabilidad de la eurozona» será suficiente una mayoría de Estados miembros que representen el 85% del capital suscrito. En este caso, Finlandia y Holanda solo suman el 7,5% de los votos, la mitad del 15% que formaría una minoría de bloqueo. Si se trata o no de una situación de emergencia deben decirlo la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.
Luis de Guindos, sin decirlo expresamente, ha subrayado la contradicción del gobierno del Helsinki porque las conclusiones del pasado Consejo Europeo, muy favorables a las peticiones españolas, son «claras» y se adoptaron por «unanimidad».