Muchos investigadores de Estados miembros de la UE de rentas bajas abandonan sus países de origen para desarrollar su carrera profesional en lugares donde hay mejores perspectivas para ellos y para sus trabajos. Los destinos pueden ser países más ricos de Europa o incluso más lejanos, como Estados Unidos y Canadá o incluso China, Japón o Australia.
No obstante, hay pruebas inequívocas de que los jóvenes investigadores de esos países menos ricos de la UE están dispuestos a no contribuir a la llamada «fuga de cerebros» y permanecer en sus respectivos países cuando en estos pueden hallar proyectos de investigación suficientemente interesantes, en muchos casos, dotados de financiación de la UE. Rumanía es un buen ejemplo de ello.
Contribuiciones destacadas, desde la sanidad y la seguridad vial hasta los superconductores
La participación de Rumanía (Estado miembro desde hace poco tiempo) en el Séptimo Programa Marco y en el Programa Marco para la Innovación y la Competitividad se encuentra aún en una etapa incipiente y, por ello, es relativamente modesta, pero la magnitud de su aportación a las prioridades relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación es formidable.
En total, 200 investigadores (coordinadores incluidos) han participado en 160 proyectos valorados en casi 30 millones de euros en estos dos programas en los últimos 5 años. Y se han involucrado en las áreas estratégicas más importantes para la UE en el sector de las TIC, investigando sobre toda clase de temas, desde las redes del futuro y el Internet de las cosas hasta los componentes inteligentes y los micro-nanosistemas, la computación en la nube y el software, pasando por las ciudades inteligentes, la administración electrónica y las bibliotecas digitales.
La mayoría de las entidades que han participado en proyectos europeos de TIC son empresas públicas, universidades e institutos de investigación, pero cada vez hay mayor representación de empresas privadas. Un ejemplo es Computer Sharing Bucuresti, que participa en el proyecto ARTREAT, donde se desarrolló un modelo para pacientes específicos cuya finalidad es facilitar a los cardiólogos clínicos la tarea de ofrecer, de manera personalizada y en tiempo real, cuidados y consejos durante procedimientos médicos invasivos, pero también proporcionando una herramienta de formación realista.
La Universidad Técnica de Cluj-Napoca (TUCN) ha participado en más de cincuenta proyectos financiados por el Quinto, Sexto y Séptimo Programas Marco. Dentro del 7PM, entre 2008 y 2013, obtuvo granjeó una financiación de 8 millones de euros repartida entre 35 proyectos, recursos esenciales para mejorar su infraestructura de investigación y conservar en la propia universidad a quienes han obtenido un posgrado
Según el vicerrector y decano de la Facultad de Ciencias Informáticas, Sergiu Nedevschi, «los proyectos han abarcado campos científicos muy diversos, desde la informática y las telecomunicaciones hasta los materiales que favorecen la eficiencia energética. Una consecuencia importante de la mayor proyección y la elevada calidad de los estudiantes y titulares de posgrados de la TUCN ha sido que la universidad ha podido suscribir contratos de investigación directamente con empresas multinacionales como Volkswagen, Bosch, Continental, IBM y Siemens».
Además, en Cluj-Napoca han establecido delegaciones empresas del mayor prestigio en los campos del software y la ingeniería a raíz de la fama que está adquiriendo esta universidad, como HP, SAP, Bosch (otra vez) y Emerson. Según Nedevschi, han financiado y promovido el desarrollo de talentos varios proyectos emblemáticos como INTERSAFE 2 (dedicado a desarrollar aplicaciones avanzadas de asistencia a la conducción y coordinado en la TUCN por el propio Nedevschi),EUROTAPES (dedicado a producir nuevos materiales superconductores) y GAMES (para desarrollar centros de servicios informáticos con conciencia ecológica).
Uso de recursos para conservar el talento en Rumanía
Costin Raiciu, que ha regresado a la Universidad Politécnica de Bucarest (UPB), se doctoró en el University College de Londres (UCL), junto a una de las grandes autoridades sobre Internet en Europa, Mark Handley . En la UCL, y como investigador principiante, participó en el primer proyecto Trilogy de la UE diseñando conexiones TCP (Protocolo de Control de Transmisión) de vías múltiples para crear redes más eficientes.
Posteriormente regresó a Rumanía en calidad de investigador principal del proyecto CHANGE, con el cometido de reavivar la innovación en Internet entre los pequeños operadores. Este proyecto finalizó al término de 2013. Ahora la UPB, con el concurso de Raiciu, cuenta con financiación para participar en Trilogy 2, dedicado a crear redes «líquidas» mediante TCP de vías múltiples.
«Un aspecto clave es la estrecha colaboración con otras personas de Europa. Gracias a eso, cuentas con lazos muy fuertes, hay reuniones frecuentes y se puede colaborar en la redacción de artículos. Para nosotros, todo ello posee un valor inestimable; antes, en cierto modo nos sentíamos en la periferia de Europa. La colaboración es, ciertamente, esencial, porque se puede conseguir mucho más si los recursos se ponen en común», destaca.
«A través de estos proyectos estamos elevando el nivel. Sin esta financiación, sencillamente, tendría que irme a otro país. A mí me encanta mi país. Aquí es donde están mis familiares y amigos, por esa razón regresé. Pero eso puede hacerse solamente si se puede trabajar en lo que a uno le gusta, y a mí me entusiasma mi trabajo. Así pues, esta financiación ayuda a conservar aquí a gente de talento, ha sido estupendo».
Lo mismo se desprende de la experiencia del profesor Vasile Bota de la TUCN, quien construyó —en colaboración con colegas y alumnos— un simulador a nivel celular de comunicaciones inalámbricas cooperativas en el marco del proyecto CODIV. «Acudimos a reuniones del proyecto y defendimos nuestras tesis durante tres días. Aprendimos mucho de las conversaciones que mantuvimos. Además, tuvimos ocasión de publicar nuestros resultados en algunos congresos internacionales de importancia, lo que nos dio difusión. Sin los fondos de la UE, habría sido imposible efectuar esta clase de investigación y difusión, mientras que los graduados habrían asumido puestos de menor rango en empresas de dentro o fuera de Rumanía».
Y añade: «Conseguimos que varios alumnos sobresalientes se quedaran a trabajar con nosotros durante casi tres años y, seguidamente, acabaran sus tesis doctorales en uno o dos años; por lo general, los alumnos buenos no permanecen aquí ni para hacer el doctorado. Administrando bien el presupuesto para viajes, se vinieron con nosotros y les dejamos presentar nuestros resultados para que acumularan experiencia y se dieran a conocer. Gracias a ello, la práctica totalidad de ellos fueron contratados posteriormente por buenas empresas o universidades de dentro y fuera de Rumanía. Podían decir que habían trabajado en un proyecto del 7PM y eso significaba algo, les supuso una gran ventaja».