Primer fracaso de la Unión para el Mediterráneo

El desacuerdo sobre la denominación de los territorios palestinos ocupados entre Israel y los países árabes ha impedido poner en marcha una estrategia conjunta sobre el suministro de agua en la zona.

Era el proyecto con el que los 43 países que componen la Unión para el Mediterráneo pretendían estrenarse y demostrar su capacidad de actuación y ha sido el primer fracaso. En la reunión, celebrada en Barcelona, ha quedado clara la necesidad de implantar una nueva cultura del agua en una cuenca hidrológica desequilibrada en la que el consumo aumenta de forma alarmante.

Niña en Palestina espera el suministro de agua / Foto:CC

Llamar a los territorios palestinos ocupados por Israel «territorios ocupados» o «territorios bajo ocupación» ha sido el motivo del fracaso. Israel no ha aceptado la primera fórmula y los países árabes no han aceptado la segunda. Por eso, sólo por eso, se ha frenado la firma de una estrategia sobre recursos hídricos, un acuerdo vital para la zona de Oriente Próximo, donde el agua es ya un bien escaso y su consumo sigue aumentando.

Era la IV Conferencia interministerial euromediterránea, pero ha sido también el primer fracaso de la Unión para el Mediterráneo (UpM) en lo que constituía su primer objetivo para demostrar que existe y que tiene capacidad de actuación. Los 43 países de la UpM se habían reunido en Barcelona para firmar una declaración y poner en marcha una estrategia conjunta que garantice los suministros hídricos a la región. Turquía además ha planteado una reserva para aprobar una convención de la ONU de 1997 que regula la relación entre los países que comparten un mismo curso fluvial.

La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, decía que se trata de una cuenca hidrológica desequilibrada, con fenómenos extremos de sequía e inundaciones, que obliga a los países a dotarse de una estrategia sobre un recurso escaso.

El objetivo era reducir el consumo un 25% desde ahora hasta 2025, porque la demanda sigue aumentando por causas demográficas, usos agrícolas y actividad turística, mientras que las reservas podrían reducirse un 30% por falta de lluvias y aumento de las temperaturas.

Situación de emergencia

El secretario de Estado para asuntos europeos de Francia, Pierre Lellouche, ha dicho que la estrategia que planteaban es fundamental y urgente. También lo ha pedido el secretario general de la UpM, Ahmad Masa'deh, cuando reclamaba acciones que garanticen el suministro junto a un desarrollo que no comprometa los ecosistemas.

El documento incluía compromisos para preservar los recursos de agua, la mejora de su gestión, la salvaguarda de la salud pública, la erradicación de la pobreza y la erradicación del origen de los problemas de exclusión en esta región.

Los participantes no han tenido más remedio que reconocer el fracaso, pero todos han intentado minimizarlo, por tratarse de una cuestión de nomenclatura y no de fondo. El secretario de Estado español, Josep Puxeu, ha subrayado que 43 países llegaron a acordar el 99 por ciento de un tema con posiciones encontradas y eso no es un fracaso.

Unos 290 millones personas de países mediterráneos tendrán, según la ONU, un acceso limitado al agua en el 2025, una situación que –advierte- puede generar conflictos sociales y territoriales. euroXpress