«No hace falta tener poderes para ser un héroe», con este lema recibían a la Primera Ministra tailandesa a su llegada a la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES) evento que inauguraba ella el pasado 3 de marzo. La frase apelaba a su puesto privilegiado para frenar, ley en mano, el comercio de marfil en Tailandia que acaba cada año con la vida de 30.000 elefantes.
Shinawatra Yingluck, aceptó el compromiso que le planteaban – junto a más de un millón de firmas de apoyo - las organizaciones ecologistas WWF y TRAFFIC y en su discurso de apertura prometió tomar medidas para acabar con el comercio de marfil en Tailandia. El suyo es el país con el mayor mercado ilegal de este recurso que se conoce, con 67 vendedores de marfil autorizados y más de 250 tiendas de marfil sin registrar, abiertas y prósperas al calor del turismo.
Es la primera vez que el gobierno tailandés hace una declaración pública en este sentido. «Habrá que modificar la legislación nacional y estar en consonancia con las normas internacionales. Esto ayudará a proteger a todos los elefantes, salvajes y domésticos, tanto en Tailandia como en África», dijo Yingluck. Carlos Drews, director de Programa Global de Especies de WWF añade que «la lucha para cerrar los mercados de marfil en Tailandia no ha hecho más que empezar, Shinawatra tiene que elaborar una hoja de ruta y un calendario para la prohibición, garantizando que se lleva a cabo con carácter de urgencia».
Esta medida es un gran paso para atajar el siniestro comercio de partes de animales que se perpetúa en todo el mundo. La caza furtiva ha aumentado de manera alarmante en los últimos años, siendo hoy la mayor amenaza para especies emblemáticas como elefantes, tigres y rinocerontes, especie de la que se contaron 455 cadáveres en Sudáfrica en 2012, a los que se les había arrancado el cuerno. Hoy, después de la destrucción del hábitat, el tráfico de especies es la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo.
Según su tratado, los Estados pertenecientes a CITES pueden recomendar que otros Estados miembros impongan sanciones o prohíban directamente todo tipo de comercio con especies (la protección de CITES incluye 35.000 especies, desde madera hasta piel de cocodrilo) con países que no cumplen los acuerdos internacionales. Pero la tradición de no cumplir la normativa es larga y países como Tailandia, Nigeria y la República Democrática del Congo, los más implicados en el comercio ilegal de marfil, han fallado repetidamente al tratar de imponer sanciones a pesar de las normas de CITES.
«Tailandia está en el momento de elegir: puede seguir siendo uno de los peores delincuentes o convertirse en líder de la conservación y el imperio de la ley», dijo Carlos Drews de WWF. En Tailandia, según los ecologistas, las redes de crimen organizado aprovechan que la Ley permite vender marfil de elefantes domésticos para colar en el mercado toneladas de marfil africano, obtenido ilegalmente.
Balance de la primera semana
En la primera semana de CITES, además del compromiso tailandés para frenar el comercio de marfil, se ha avanzado en más frentes.
El gobierno de Japón ha solicitado el aumento de protección para una de sus especies más amenazadas, la tortuga Geomyda Japónica, que sólo se encuentra ya en tres pequeñas islas de Okinawa y cuya belleza la ha llevado a ser muy apreciada como animal doméstico.
Los miembros de CITES también han votado a favor de la propuesta de Estados Unidos de aumentar la protección y frenar el comercio internacional de tres especies de tortuga: la Tortuga Moteada, la Emys Blandingii (Blanding´s Turtle) y la tortuga de Espalda de Diamante, actualmente en peligro de extinción a causa de la sobreexplotación que sufren por parte del mercado asiático, donde se utilizan tanto en el mercado alimentario como en el farmacéutico. Según los representantes de EE.UU en CITES, más de dos millones de tortugas salvajes salen cada año de su hábitat rumbo a Asia.
Y recién empezada la segunda semana de trabajo ya hay buenas noticias. Varios países han conseguido que tres especies de tiburón (el tiburón martillo, el oceánico y el marrajo) y dos especies de manta raya se incluyan entre las especies protegidas por CITES. Actualmente el comercio de estas especies está descontrolado y alimentado por la creciente demanda desde países asiáticos en los que la aleta de tiburón es un producto gastronómico de lujo y las agallas de raya se usan en la medicina tradicional. Por este motivo, tiburones y rayas han visto mermadas algunas de sus poblaciones hasta en un 86%. Según datos de la FAO que apoya un estudio del grupo ecologista PEW presentado en CITES2013, la flota española es una de las más importantes en exportación de tiburones y rayas.
También esta semana de debatirá en Bangkok la protección de los chimpancés, en la que el Comité de CITES incluirá la imposición -por unanimidad- de una sanción comercial a Guinea Conakri por firmar certificados de exportación falsos de diversas especies, en especial grandes simios, gorilas y chimpancés, que en su mayoría viajaban a China. Otro de los grandes temas que se tratará en CITES hasta su clausura el día 14 de marzo, será la frágil situación en la que se encuentra el tigre, especie de la que sólo quedan 3.200 ejemplares en estado salvaje en todo el mundo.