El influyente uso de los medios sociales como vehículos de cambio en las revueltas populares de Oriente Medio es un ejemplo del poder de las comunicaciones a través de Internet y son un gran argumento a favor de la libertad. Las comunicaciones a través de esta vía fueron utilizadas por jóvenes activistas expertos en el uso de tecnologías en Oriente Medio con tres fines: organización, exposición e influencia.
Los jóvenes se esforzaron en organizar movimientos políticos y sociales, exponer las injusticias de sus gobiernos y la influencia sobre actores internos y externos actuó como catalizadora de las revueltas populares que, de otro modo, hubieran permanecido latentes.
Las redes sociales permiten una comunicación transversal por encima de barreras geopolíticas, culturales y lingüísticas. Estas herramientas permitieron que jóvenes líderes de Egipto, el territorio palestino de Cisjordania, Jordania y de otros sitios se organizaran creando comunidades de seguidores en Internet, logrando que la gente saliera a la calle y consiguiera apoyo internacional para su causa.
Al ser cada vez más comunes los dispositivos móviles y los teléfonos inteligentes es posible concentrar gente con una mínima anticipación. Ese nivel de organización ha sido posible por la casi instantánea comunicación y por una red de devotos y atentos conocedores en la materia.
Además, las organizaciones pueden crear, colaborar y distribuir contenido a un, al parecer, público ilimitado. La capacidad de los jóvenes activistas de organizarse a través de la tecnología llevó a un nuevo nivel la naturaleza de la acción ciudadana y dio voz a narrativas desconocidas hasta ahora.
Está en la naturaleza de Internet la posibilidad de compartir múltiples discursos en varias plataformas. Las comunicaciones en línea, incluidos blogs, YouTube y RSS, habilitan la exposición de narrativas no oficiales y no gubernamentales y su consumo masivo.
Al disminuir día a día las barreras para acceder a Internet, cada vez más personas pueden participar y expresarse en ese medio. Pero la idea de que todo el mundo pueda compartir su opinión se volvió rápidamente polémica.
El periodismo ciudadano y los blogs de activistas han denunciado atrocidades perpetradas por regímenes que, de otro modo, hubrían quedado tapadas. En esos casos, Internet supone una amenaza existencial al poder del gobierno de controlar el discurso oficial, pero habilita la libre expresión.
Como era de esperar, los civiles han sido perseguidos por los regímenes por participar en manifestaciones, publicar contenidos en su contra o cargar imágenes que muestran la violencia estatal. Los sitios de Internet han sido censurados y atacados y el acceso limitado.
Está claro que los medios sociales y las comunicaciones basadas en Internet son herramientas que pueden ayudar o hacer daño.
La influencia de los jóvenes es local e internacional. Muy parecido a cómo la Revolución de Terciopelo movilizó a jóvenes de distintos sectores sociales de la República Checa contra el gobierno soviético, los activistas de la Primavera Árabe reunieron gente de todas las edades, religiones y clases sociales bajo el mismo lema.
La denuncia de malos manejos del gobierno a través del periodismo ciudadanos puede ser una presión para que la prensa local e internacional se concentre en hechos especialmente importantes. Pero la influencia puede ser aun mayor. Las protestas de 2011 en la plaza Tahrir, de Egipto, fueron una presión para que Estados Unidos revisara el apoyo al entonces presidente Hosni Mubarak, que gobernó ese país desde 1981 hasta su renuncia en 2011.
El Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha afirmado que las protecciones garantizadas por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se aplican a las comunicaciones a través de Internet. El anuncio confirma que los blogueros tienen las mismas protecciones que los periodistas.
Además, el relator de la ONU, el guatemalteco Frank La Rue publicó un informe en el que sostiene que Internet se ha vuelto una forma importante por medio de la cual las personas pueden ejercer su derecho a la libertad de opinión y de expresión. Negar ese derecho es una violación al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
La idea del libre acceso a Internet como derecho humano está muy lejos de ser realidad, pero su uso por una generación de activistas de Oriente Medio que dominan la tecnología puso a las comunicaciones a través de las redes sociales en el centro del debate sobre libertad, democracia y cambio.