«Los sucesos recientes en Siria, donde han vuelto a ser usadas armas químicas ha puesto de nuevo de manifiesto la necesidad de incrementar los esfuerzos para eliminarlas», han sido las palabras de Thorbjørn Jagland, secretario del Comité a la hora de anunciar uno de los más prestigiosos (y polémicos) galardones del mundo.
«El desarme figuraba de forma destacada en la voluntad de Alfred Nobel» ha asegurado en un comunicado el Comité que «a través de la concesión de numerosos premios, se une a los esfuerzos por acabar con las armas nucleares», reza el comunicado.
La OPAQ se creó en 1997, con la entrada en vigor de la Convención que prohíbe el uso, la producción y el almacenamiento de armas químicas y cuenta con el respaldo de la ONU, con la que tiene un acuerdo desde 2000. «La OPAQ ha supervisado el cumplimiento de la convención a través de inspecciones, destrucciones y otros procedimientos», ha explicado el Comité Nobel. «Las Convenciones y el trabajo de la OPAQhan definido el uso de las armas químicas como una violación del Derecho Internacional», ha añadido. La OPAQ trabaja, precisamente ahora, en la eliminación del arsenal químico en Siria.
La Convención cuenta con 189 Estados miembros y representan al 98 % de la población mundial y el mismo porcentaje de la industria química mundia, pero «algunos Estados aún no son miembros de la OPAQ y algunos países no han cumplido el plazo, de abril de 2012, para destruir sus armas químicas», ha advertido Thorbjørn Jagland, del comité mencionando expresamente a Estados Unidos y Rusia.
Los dos Estados que todavía no han ratificado la convención son Israel y Myanmar; los cuatro que ni han firmado ni se han adherido a la convención son Sudán del Sur, Angola, Egipto y la República Popular Democrática de Corea. Siria solicitó formalmente su adhesión a la convención el pasado septiembre y el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, anunció que el tratado entraría en vigor en octubre.
La OPAQ tiene su sede en La Haya, donde trabajan cerca de 500 personas, 200 de las cuales son inspectores. Desde 2010 está dirigida por el diplomático turco Ahmet Üzümcü, quien esta misma semana reclamó un alto el fuego temporal en Siria para facilitar el trabajo de sus inspectores en el país árabe. El pasado domingo funcionarios sirios bajo supervisión de los técnicos de la ONU empezaron a destruir las armas químicas de su arsenal. Según los cálculos de Naciones Unidas, Siria tiene alrededor de 1.000 toneladas de armas químicas.
Entre los favoritos de este año se encontraban la joven Malala Yousafzai o el activista bielorruso Ales Bialiatski que compartían ilusión con la sorprendente candidatura de Vladimir Putin