La ley de Bolivia contra el acoso y la violencia política hacia las mujeres, promulgada por el gobierno de Evo Morales en 2012, fue galardonada por el Consejo Mundial del Futuro, una fundación internacional que premia a las políticas, en lugar de a las personas.
La ley boliviana es «visionaria», nos dice el fundador del Consejo Mundial del Futuro (WFC, en inglés), Jacob von Uexkull, días después de la ceremonia de entrega de los Premios Política Futura 2014 para acabar con la violencia contra las mujeres y las niñas, organizada por esa institución, la Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres, el 14 de este mes en Ginebra.
«En muchos países, las mujeres en el campo político, sean candidatas a una elección o elegidas para un cargo, deben afrontar actos de violencia que van desde la representación sexista en los medios de comunicación a las amenazas y el asesinato», señala WFC, una organización independiente con sede en Alemania.
El WFC, que difunde las mejores leyes y soluciones del mundo, premió a la ley boliviana con una «mención de honor» en la categoría de visionaria. La fundación otorga desde 2009 el premio Política Futura a las leyes más sólidas en el campo del desarrollo sostenible.
«Por primera vez incorporamos la categoría de las llamadas leyes visionarias, cuyo objetivo es reducir la violencia contra las mujeres en la política y otras profesiones», explica Von Uexkull. Otros países deberían seguir el ejemplo de Bolivia, añade.
El gobierno de Morales promulgó la ley tras el asesinato de la concejal Juana Quispe en 2012, después de que ella se quejara de los abusos que sufrió de otros concejales y del alcalde de su municipio, Ancoraimes, en el departamento de La Paz. La legislación define el acoso y la violencia políticas como delitos con penas de dos a ocho años de prisión.
En 2009, el WFC otorgó el premio Política Futura al programa de seguridad alimentaria de Belo Horizonte, Brasil, como la mejor ley en relación con el derecho a la alimentación. En 2010, la distinción recayó en Costa Rica, por la mejor ley para fortalecer la biodiversidad.
En 2011 se le concedió a Ruanda, por sus leyes de protección de los bosques, y en 2012 fue para Palaos, por su legislación de protección costera.
En 2013 el galardón fue para el tratado para la proscripción de las armas nucleares en América Latina y el Caribe.
El WFC designó a 2014 como el año para acabar con la violencia contra las mujeres y las niñas.
La directora de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka dice que los gobiernos deben adoptar un «marco jurídico integral» que aborde la violencia contra las mujeres, mediante «el reconocimiento de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres» y abogando por una «perspectiva sensible al género».
«La igualdad de género y la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas es una cuestión tanto de los hombres como de las mujeres», asegura Martin Chungong, secretario general de la UIP. «La violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos, pero también un problema social y de salud pública, y un obstáculo para el desarrollo con costes económicos y financieros elevados para las víctimas, las familias, las comunidades y la sociedad en su conjunto», dijo.
El premio de oro del WFC este año fue para la Respuesta Comunitaria Coordinada a la Violencia Doméstica, un programa de la ciudad de Duluth, en Estados Unidos. El «modelo de Duluth» desplaza la responsabilidad por la seguridad de las víctimas de la víctima al sistema, explica Von Uexkull.
Este modelo ha ayudado a varios países a formular leyes y políticas basadas en los principios de la respuesta comunitaria coordinada y ha allanado el camino para la intervención de la justicia penal en los casos de violencia de pareja.
Cada año, se calcula que 1,3 millones de mujeres son víctimas de ataques físicos por parte de su pareja tan solo en Estados Unidos. Según Von Uexkull, este tipo de violencia tiene enormes costes humanos y socioeconómicos, superiores al cinco por ciento del producto interior bruto mundial.
Cynthia Hill, la directora del documental de la red de televisión estadounidense HBO, Violencia privada, dijo en una entrevista con The Guardian: «Lo que yo no sabía y fue tan revelador para mí es que entre el 50 y 75 por ciento de los homicidios por violencia doméstica ocurren en el momento de la separación o después» de que la víctima abandonó al agresor.
Uno de los mayores problemas que deben afrontar las mujeres y las niñas, según Nyaradzayi Gumbonzvanda, secretaria general de la Asociación Cristiana Femenina, es la violencia. «La violencia contra las mujeres es una manifestación de las desigualdades, la falta de poder y la exclusión», nos dice. «Es la acumulación de muchas realidades que las mujeres encuentran en su propia vida, en particular la de la falta de poder social».
Este año, el WFC también premió a Austria y Burkina Faso por su aplicación rigurosa de las leyes que protegen a las mujeres contra la violencia. «Cuando el sistema de justicia y los proveedores de servicios especializados trabajan en coordinación, se puede hacer un progreso real», observó Von Uexkull.
Pero no existe un solo país que haya logrado eliminar la violencia contra las mujeres, advierte Gertrude Mongella, secretaria general de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en 1995 en Beijing, expresidenta del Parlamento Panafricano y concejal honoraria del WFC en representación de Tanzania.
«Muchos países tienen leyes que protegen a las mujeres contra la violencia», dijo Mongella durante el acto de entrega de los premios. «Sin embargo, las mujeres que denuncian la violencia a menudo se enfrentan a una serie de obstáculos, incluida la resistencia o la incredulidad de los agentes del orden, los jueces y los abogados», afirma.