Según el comisario europeo de mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, las instituciones nacionales podrían actuar como sucursales del BCE para la supervisión bancaria.
Barnier, en declaraciones al rotativo alemán «Süddeutsche Zeitung», señala que una de las primeras decisiones será establecer los bancos que deberán ser controlados directamente por el BCE y cuales por las entidades nacionales.
Entre los supervisados directamente por la entidad europea estarán los más importantes del sistema financiero europeo y los que reciban ayudas estatales.
El comisario europeo advierte de que el nuevo organismo tendrá «todos los poderes necesarios» de control, y será la central «exclusiva» de la supervisión, tendrá también la responsabilidad de conceder o retirar licencias bancarias.
Con este control de los bancos se inicia el camino hacia la unión bancaria europea que se acordó en el Consejo de jefes de Estado y de Gobierno del pasado mes de junio.
Los 10 Estados miembros que conservan su moneda nacional temen que el BCE pueda imponerse a la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), que regula a los veintisiete. La entidad dicta las normas por un sistema de mayoría cualificada, que depende del tamaño de los países miembros.
Un borrador, que se ha conocido, dice que la EBA, con sede en Londres el mayor centro financiero de la UE, seguirá siendo un actor importante. En Alemania no gusta la posición de la EBA, y en ocasiones ha dejado entrever que sus esfuerzos no han servido para tranquilizar a los mercados ni a los inversores.
Por su parte los grandes bancos temen que las normas se dupliquen de forma innecesaria. En este caso se podría crear un comité de expertos independientes que determinaran las violaciones de las normas bancarias por parte de cualquier Estado.