Mª Ángeles Fernández y J. Marcos
La postura que ha tomado el nuevo Gobierno griego frente a la Unión Europea y el Banco Central Europeo ha despertado alarmas como la del Ejecutivo alemán, pero también esperanza en otros puntos de la Unión. Portugal, gobernado por la coalición conservadora PSD-CDS, tampoco quita el ojo a las negociaciones de Alexis Tsipras y Yanis Varufakis, primer ministro y ministro de Finanzas heleno, respectivamente. La lectura de esa observación no tiene un único signo.
A pesar de que Portugal ha vivido tres años bajo la presión de la troika, que aún tutela de cerca las cuentas del país, el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, se ha mostrado contrario a la postura tomada por su homólogo griego. «No creo que [una renegociación de la deuda griega] sea una perspectiva emocionante para los que hicieron un esfuerzo exitoso y tuvieron que garantizar formas excepcionales de financiación en condiciones difíciles», ha dicho el líder el Ejecutivo portugués y del Partido Social Demócrata (PSD).
La posición es compartida por el ministro de Economía, Antonio Pires de Lima, quien ha insistido en que Atenas tiene que cumplir las normas del juego establecidas por los miembros del euro. «Portugal hizo todo lo que era necesario para acabar con la atmósfera de sospecha que rodeaba al país, acabando con todas las sombras, todas las nubes, todas las dudas», ha afirmado Pires de Lima, recordando las medidas de recortes tomadas por el Ejecutivo luso entre 2011 y 2014 para hacer frente a las exigencias de la troika.
Este rechazo oficial, uno de los más intransigentes de los expresados por los Veintiocho con respecto a la postura griega, dista mucho de la de otros sectores de la política y de la sociedad. «Sigo pensando que, en los próximos años, los caminos de Grecia y Portugal se van a cruzar a menudo y pueden ser ricos en lecciones para ambos países», ha apuntado a Expresso una portuguesa que reside en Atenas hace casi dos décadas. Y es que, parece imposible aislar el contexto de los países del Sur de Europa.
«Portugal debería tener una sola posición. Estamos abiertos a negociar y a ayudar a los griegos, y que la solución encontrada sea aplicada a otros países», ha manifestado por ejemplo el excomisario europeo João de Deus Pinheiro, también del PSD. «Para el bien de Europa y de Grecia es bueno que se pueda conversar, lo que no quiere decir que las posiciones griegas sean atendidas», ha apuntado por su parte el también socialdemócrata Duarte Pacheco.
Desde otro color político, el socialista Francisco Seixas da Costa, embajador con el actual Gobierno, se ha mostrado crítico con la postura del primer ministro luso: «He quedado muy desilusionado con la actitud del Gobierno portugués. Con su ortodoxia ideológica el Gobierno corre el riesgo de quedar aislado si Alemania suaviza su posición. Portugal debería siempre privilegiar la negociación y, por lo menos, intentar obtener aquello que Grecia pueda tener», recoge el diario luso Público.
El Partido Socialista (PS), que lidera las encuestas de cara a las elecciones generales de octubre, ha sido más cauteloso al respecto y no ha mostrado una postura clara. Sí lo ha hecho Joana Amaral Dias, una de las cabezas visibles de Juntos Podemos, formación recientemente creada y que pretende constituirse como partido político, siguiendo los pasos de Podemos en España: «La rotunda victoria de Syriza es un grito de esperanza de los griegos. Pero también un grito de liberación frente al robo y el chantaje europeos. Basta observar cómo están reaccionando los dueños del poder y sus lacayos para entender cómo Syriza consiguió pasar de la mera resistencia a la ofensiva. Ojalá sea una ola que llegue a Portugal. Rápido, porque hay urgencia», ha escrito la que fuera política del Bloque de Izquierdas en su perfil en las redes sociales.
Lo que parece claro es que lo que pase con Grecia marcará también el futuro de otros países de la zona euro, especialmente de aquellos que llevan años agarrados a la austeridad como camino para hacer frente a su deuda. Portugal, que recibió 78.000 millones de la troika y que tiene que devolverlos, no quita ojo a lo que sucede en Atenas. Y las elecciones están a la vuelta de la esquina...