Portugal necesita reducir sus gastos públicos en unos 4.700 millones de euros para que la troika continúe abonándole tramos del rescate. Ahora es a los jubilados a los que les corresponde ajustarse aún más el cinturón.
La medida según el secretario de Estado de Administración pública, Helder Rosalino, garantizará el futuro de las pensiones y un «principio de equidad» entre los trabajadores del sector público y privado.
Los recortes en las pensiones tendrán carácter retroactivo y seguirán varios criterios, entre ellos, la edad, ha dicho Rosalino, que ha añadido que estas medidas se podrán revertir cuando la economía portuguesa vuelva a crecer.
La Federación Sindical de la Administración Pública, está en contra de estos nuevos recortes, «No se pueden cambiar las reglas» cuando se están cobrando ya las pensiones, dicen.