Con los datos de 2013 en la mano, Portugal es el país con menos recién nacidos con respecto a su población. En concreto, la tasa bruta de natalidad lusa no llega a los 8 bebés por habitante (7,9), a la cola de una UE que ya sobrepasa los 507 millones de habitantes. Portugal escala así un puesto con respecto a las cifras de 2012, cuando alcanzó la penúltima posición (sólo superando por aquel entonces a Alemania), con 8,5 neonatos por habitante. Curiosamente la pérdida de posiciones de Portugal en esta clasificación ha sido paulatina, pues en 2011 era el antepenúltimo, con una tasa del 9,4.
Fueron en concreto 82.787 los recién nacidos en Portugal, al tiempo que murieron 106.543 personas, lo que arroja un saldo natural negativo de 23.756 personas. Esta reducción se agrava por el saldo migratorio, en gran parte producto de la crisis, que el año pasado provocó la salida de más de 36.000 habitantes. En total, el país ha perdido en apenas doce meses más de 60.000 ciudadanos y ciudadanas. La tendencia no es casual ya que, como corrobora el último análisis divulgado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población portuguesa ha disminuido en cerca de 145.000 personas durante los últimos tres años.
El conjunto de la UE aumenta sin embargo de población, hasta los 507,4 millones de ciudadanos registrados en 2013, ejercicio en el que se conjugaron un crecimiento natural aproximado de 80.000 personas y un saldo migratorio 700.000 habitantes. Nacieron 5,1 millones de europeos, si bien la tasa bruta de natalidad descendió ligeramente hasta los 10 nacimientos por cada mil habitantes (en 2012 fue del 10,4), exactamente, 2,1 puntos por encima de la media portuguesa.
Muy próximos a Portugal se sitúan, en este sentido, Alemania, Grecia e Italia (los tres con una tasa del 8,5). En el reverso de la moneda, el Estado con más nacimientos relativos es Irlanda (15), seguida de Francia (12,3) y el Reino Unido (12,2). España se queda en mitad de la tabla, un poco por debajo de la media europea, con 9,1 neonatos por cada mil habitantes.
Una crisis demográfica
La frialdad de las cifras no ha impedido ver lo que los expertos han calificado como una «crisis demográfica» que ha hecho saltar todas las alarmas. Tanto es así, que el Ejecutivo del primer ministro, Pedro Passos Coelho, acaba de presentar un paquete de medidas, basado no tanto en 'premiar' la natalidad (lo que según la comisión independiente formada para estudiar la problemática produciría un efecto «espectacular de corto plazo»), sino en la eliminación de obstáculos que actualmente afrontan quienes tienen hijos.
Por ello, entre las propuestas destacan el trabajo de media jornada durante un año y sin pérdidas salariales, para las familias con hijos recién nacidos. El Gobierno también ha propuesto la eliminación del Impuesto Municipal sobre Inmuebles, así como de las tarifas de agua, basuras y saneamiento. Otra de las medidas aprobadas esta semana por la coalición del PSD (Partido Socialdemócrata) y el CDS-PP (Centro Democrático Social-Partido Popular) es la creación de un abono familiar en los transportes públicos.
Todavía no se sabe la fecha exacta en que entrarán en vigor dichas medidas, pero de momento el Gobierno ya ha pedido la implicación de todos los partidos políticos. Y es que, las proyecciones de población residente del INE alertan de que, para 2060, Portugal puede quedar reducido a 8,6 millones de habitantes (frente a los 10,5 millones que había por ejemplo en 2012). El pronóstico en el que coinciden la mayoría de los estudios es que la población residente en el país descenderá drásticamente en los próximos años, en torno al 20 por ciento, producto principalmente del envejecimiento de la ciudadanía y la emigración.
En la hipótesis más pesimista, el impacto de la crisis financiera y económica provocaría. En este escenario más dramático el descenso de población no sería del veinte sino de hasta el cuarenta por ciento, quedándose la cifra de habitantes en apenas 6,3 millones para 2060.