Una frase resume el panorama de Europa en los últimos años: «Enormes niveles de desempleo y un claro aumento de los indicadores de pobreza y exclusión social». Así lo resume el informe de Cáritas Europa 'El aumento de la pobreza y las desigualdades', presentado recientemente en Lisboa. Y si hay un país donde esa frase lapidaria cobre su sentido máximo es en Portugal.
La República Portuguesa ha registrado el mayor incremento de la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social entre los siete países de la Unión Europea más afectados por la crisis. Lo confirma dicho estudio, que recoge datos de Chipre, Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, Rumanía y España. Concretamente, la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social creció 2,1 puntos porcentuales en el año 2013, hasta situarse en el 27,4 por ciento de la población.
Cáritas estima que más de 2,8 millones de lusos y lusas (de un total de 10 millones de habitantes) se encuentran en riesgo de pobreza. En toda Europa, esta situación la superan más de 122 millones de personas. El grupo de edad de entre 18 y 24 años es donde más crece este dato en la Unión Europea.
El presidente de Cáritas en Portugal, Eugenio Fonseca, ha señalado que existen recomendaciones para superar esta situación y lograr que en el año 2020 por lo menos 20 millones de personas salgan de la pobreza y la exclusión en la que se encuentran. Por ello, el informe dedica sus páginas finales a una serie de recomendaciones para las instituciones europeas, los gobiernos locales y las organizaciones no gubernamentales.
La tasa de pobreza infantil también es otro de los lastres del país vecino: supera el 24 por ciento; siendo la más baja de los países estudiados (Rumanía lidera este penoso ranking con un 32,1 por ciento), es empero el Estado en el que más ha crecido (un 2,6 por ciento). Las razones pueden buscarse en que los recortes en el gasto público dedicado a las familias con hijos han llegado al 30 por ciento, o en que un tercio de los beneficiarios perdió el acceso a las prestaciones por hijos a su cargo, lo que afecta sin duda al futuro de las hijas e hijos.
España, a la cabeza del desempleo
«La política de exigir a los países con sistemas de protección social más débiles que impongan una consolidación presupuestaria y las sucesivas oleadas de medidas de austeridad en unos calendarios muy apretados están poniendo la carga del ajuste sobre los hombros de los que no crearon la crisis y que tienen menos capacidad para soportarla», apunta el documento.
Los ratios de paro son otro síntoma de la situación del Sur de Europa que analiza el estudio de la organización cristiana. España suele liderar estas clasificaciones: más de 3,6 millones de personas han perdido su empleo con la crisis, y tan sólo en 2013 hubo casi 200.000 casos. Por ejemplo, Cáritas España está muy preocupada por la creciente dificultad que deben afrontar sus usuarios para el acceso a un empleo, lo que provoca situaciones de desesperación.
El informe también recuerda que el número de personas que viven en hogares sin ningún ingreso laboral se ha duplicado en el Estado español en este período. Por ello, la situación de pobreza se ceba con las personas desempleadas, especialmente las que se encuentran en esta situación por largo tiempo, los jóvenes que buscan su primer empleo y mujeres solteras con alguna persona dependiente a su cargo. Cáritas España también recuerda que han crecido los hogares que se mantienen con los ingresos de la pensión de una persona mayor.
«Los primeros efectos de la crisis fueron amortiguados por las prestaciones de desempleo y el apoyo de la familia; pero su continuación, el agotamiento de las ayudas, el alargamiento del desempleo, así como los ajustes económicos y los recortes han generado una segunda ola de empobrecimiento y exclusión social con efectos más intensos», apunta la publicación entre sus 96 páginas.
Respecto a España, 'El aumento de la pobreza y las desigualdades' también destaca que la caída general de los ingresos ha llevado a un descenso significativo en el nivel de la pobreza y de los niveles de vida de los más empobrecidos. Dentro de la UE España es, de hecho, uno de los Estados en los que la protección social ha tenido el menor impacto en la reducción de la pobreza. La asistencia y las prestaciones se caracterizan «por una baja cobertura y eficacia».
Rumanía, Italia y Grecia
Sobre Rumanía, Cáritas destaca que, a pesar de existir una situación de empleo relativamente estable, los ingresos brutos del hogar han ido disminuyendo y las desigualdades de ingresos han crecido. Los casos más preocupantes son los de las familias con niños y niñas, además de los casos de menores en situación de desamparo y fuera de las instituciones. Preocupa también la situación de las personas con discapacidades, para quienes los servicios públicos no están lo suficientemente desarrollados.
En estas tristes estadísticas, Italia destaca cuando se habla de jóvenes sin empleo ni educación, ya que el país obtuvo la tasa más alta (22,2 por ciento) de la UE en 2013. Según Unicef, a la que cita el informe, Italia e Irlanda han tenido uno de los mayores incrementos en las tasas de pobreza infantil entre los años 2008 y 2012, unos resultados en los que también destaca Chipre.
Grecia sobresale porque en 2013 tenía la tasa más alta de la pobreza de ingresos de la UE (un 23,1 por ciento) y el número de personas que viven en hogares sin ningún sueldo se ha duplicado en Grecia desde el inicio de la crisis.