La investigación de la Organización de las Naciones Unidas sobre la ofensiva militar de Israel contra Gaza en 2014 se ha retrasado hasta junio, mientras que israelíes y palestinos libran una guerra mediática para determinar por qué murieron tantos civiles durante el conflicto. Israel dice que hizo todo lo posible para evitar las víctimas civiles en su campaña militar de julio y agosto de 2014, pero sus críticos, incluidas organizaciones de derechos humanos israelíes, lo dudan.
El aplazamiento de la investigación se ha anunciado en la sesión del 23 de marzo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
«La ferocidad de la destrucción y la alta proporción de vidas civiles perdidas en Gaza arrojan serias dudas sobre la adhesión de Israel a los principios de proporcionalidad, distinción y precauciones en el ataque del derecho internacional humanitario», ha dicho Makarim Wibisono, relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, en la sesión del Consejo de Derechos Humanos.
En el conflicto de 2014 murieron más de 2.300 palestinos, en su mayoría civiles, incluidos más de 500 niños y niñas, y más de 10.000 personas resultaron heridas. El saldo del lado israelí fue de seis civiles y 67 soldados muertos. Muchos de los civiles palestinos murieron en el bombardeo por Israel de edificios de viviendas en la Franja de Gaza.
La organización israelí de derechos humanos B'Tselem publicó en enero el informe Bandera negra: las implicaciones legales y morales de la política de ataques a los edificios residenciales en la Franja de Gaza.
El informe se centra en la política de ataques a las viviendas que aplicaron las fuerzas armadas israelíes, con el intento de definir si «las afirmaciones de las autoridades de Israel sobre su compromiso con... el derecho humanitario internacional son compatibles con la política de atacar a los edificios de viviendas».
El daño a los edificios residenciales fue enorme y resultó en la destrucción o el daño de 18.000 viviendas. Más de 100.000 palestinos quedaron sin hogar y en su mayoría siguen desplazados, dado que las obras de reconstrucción son casi inexistentes.
B'Tselem investigó 70 incidentes de ataques a casas de civiles en los que murieron 606 palestinos, la mitad de ellos mujeres, 93 bebés y niños y niñas menores de cinco años, 129 entre cinco y 14 años, 42 adolescentes y 37 ancianos.
La organización indicó que en varios de los casos examinados las acciones de las Fuerzas de Defensa de Israel contravinieron el derecho internacional humanitario.
«Un objetivo militar, el único blanco legítimo de ataque de las partes en las hostilidades, se define como aquel que hace una contribución efectiva a la acción militar, cuya destrucción total o parcial, captura o neutralización, en las circunstancias del caso en el momento, ofrece una ventaja militar definida al lado atacante», explica B'Tselem.
«En el transcurso de los combates que tuvieron lugar aquel verano, tanto funcionarios del gobierno como altos mandos militares se abstuvieron de definir el objetivo específico de la mayoría de los ataques», añadió. «En cambio, el portavoz de las fuerzas israelíes solo brindó cifras generales sobre el número de ataques realizados cada día contra lo que el portavoz definió como 'sitios terroristas'», continua.
El grupo agregó que las fuerzas israelíes fueron cambiando esa definición a medida que el conflicto avanzaba, ya que muchas de las casas residenciales atacadas pertenecían supuestamente a agentes del movimiento palestino Hamás.
Kamal Qassem, de 43 años, su esposa Iman y sus cinco hijos de seis a 12 años, tuvieron que alojarse en un refugio de emergencia de la ONU cuando las bombas israelíes destruyeron su casa, tras dos noches de bombardeos en Beit Hanoun, en el norte de Gaza.
«Mi esposa Iman fue herida durante el bombardeo y pasó dos noches hospitalizada. También requiere un tratamiento en el hospital para problemas renales crónicos», nos explica Qassem. «Mi hija Shadha, de nueve años, quedó severamente traumatizada durante los bombardeos y ahora sufre de epilepsia y ensucia las sábanas por la noche. Ninguno de nosotros éramos combatientes», asegura.
La utilización que realizó el jefe del Estado mayor militar de Israel, el recién nombrado Gadi Eisenkot, a la doctrina Dahiya, adoptada durante la segunda guerra entre Israel y Líbano en 2006, podría dar algunas respuestas sobre la inmensa destrucción causada en la infraestructura civil de Gaza.
La doctrina Dahiya es una estrategia militar que prevé la destrucción de la infraestructura civil de regímenes hostiles, y respalda el empleo desproporcionado de la fuerza para lograr ese fin. La doctrina lleva el nombre de un suburbio del sur de Beirut, donde las fuerzas israelíes atacaron y derribaron grandes edificios de apartamentos en la guerra de 2006.
«Lo que ocurrió en el distrito de Dahiya en Beirut en 2006 ocurrirá en cada pueblo desde donde se realicen disparos en dirección a Israel», declaró Eizenkot. «Vamos a ejercer un poder desproporcionado y causar un inmenso daño y destrucción», continuó.
El antiguo relator para los territorios palestinos, Richard Falk, escribió que esta doctrina trata a «la infraestructura civil de adversarios como Hamás o Hezbolá... como objetivos militares permisibles, lo que no solo es una violación manifiesta de las normas más elementales del derecho de la guerra y de la moral universal, sino una confesión de una doctrina de la violencia a la que debe llamarse por su nombre correcto: terrorismo de Estado».
Miembros de una misión de la ONU que investigó la guerra en 2007 y 2008 entre Israel y Gaza sugirieron que había sido empleada la doctrina Dahiya, mientras que otros analistas sostienen que lo mismo sucedió en las hostilidades israelíes en 2014.
Mientras tanto, el lanzamiento indiscriminado de cohetes de Hamás contra localidades civiles israelíes, que precedieron al enfrentamiento de 2014 y fue una de las principales razones de Israel para lanzar su ataque a Gaza, podría reanudarse si el asedio al territorio palestino continúa sin avance político en el horizonte.