Las conversaciones para regular los llamados , han terminado como el rosario de la aurora. Habrá que empezar de nuevo y eso puede llevar varios años ha dicho el representante de Hungría, Sandor Fazekas, que presidía la reunión, como país que ostenta la presidencia de turno. Para llegar a estas últimas se ha tardado tres años. Mientras seguirá en vigor la actual regulación que data de 1997. Se llaman alimentos nuevos aquellos que han surgido después de esa última regulación.
El comisario John Dalli, ha lamentado durante la rueda de prensa el fracaso de las negociaciones. Países como Argentina o Estados Unidos esperaban la autorización para exportar sus productos y el Consejo no quiere desilusionarlos.
El Parlamento Europeo ha insistido en la prohibición de vender alimentos procedentes de animales clonados y sus descendientes, y en que los consumidores «tienen derecho a saber si su comida procede de clones». Se han apoyado en el fuerte rechazo que estos alimentos producen en la opinión pública europea, como muestran las estadísticas.
Los veintisiete, aceptaban restricciones para la primera generación de clonados y admitían el etiquetado para la carne fresca de estos pero no para todos los productos. En palabras del ministro de Desarrollo Rural húngaro «obligaría a fijar un árbol genealógico para cada loncha de queso o salami».
Por su parte el eurodiputado del grupo de Los Verdes y vicepresidente de la comisión de Agricultura de la eurocámara, José Bové, ha asegurado que «más vale no tener acuerdo que tener un mal acuerdo» y ha añadido que «Europa no debe estar al servicio de intereses de pretendidos socios comerciales, bajo el pretexto de la innovación tecnológica». Su grupo ha acusado al Consejo y a la Comisión de «aliarse para hacer fracasar» las negociaciones y de«ignorar» la opinión del Parlamento europeo.
El país más avanzado en la clonación de animales para la producción alimentaria es Estados Unidos, cifras facilitadas por las empresas indican que miles de crías de ganado y centenares de cerdos han sido clonados. En estos momentos hay una moratoria voluntaria para comercializar alimentos de animales clonados pero no de sus crías.
En Europa no está permitida la clonación de animales para alimento. Es una técnica compleja y costosa. Clonar una vaca puede costar más de 10.000 euros, pero puede salir más barato si se utilizan para cría y se comercializan los productos de los descendientes.