Los países bálticos están preocupados por la cada vez mayor actividad de aviones militares rusos y la actividad rusa en sus fronteras. Tras 50 años bajo ocupación soviética no se fían de las aspiraciones expansionistas rusas espoleadas por la ocupación en Ucrania. Según las últimas declaraciones de Denis Pushilin, viceportavoz del Consejo Popular de los separatistas prorrusos a la agencia Reuters, «el ejército ha comenzado a retirar unidades de artillería con calibre mayor a 100 milímetros en el sur de Donetsk».
En Kiev, otorgan poca fiabilidad a estas palabras y piden la total desmilitarización de su territorio del este. Además, su presidente, Petró Poroshenko, cifra en más de 600 los soldados gubernamentales en manos de los rebeldes y de la vecina Rusia.
En una reunión del Consejo de Seguridad de Ucrania, Poroshenko ha pedido la liberación de los militares antes de finales de año, «el objetivo es que para Navidad todos los que están en las listas, y son más de 600, deben haber regresado a sus casas». Tanto las autoridades ucranianas como los separatistas prorrusos están dispuestos a reanudar el canje de prisioneros de guerra tras varias semanas de interrupción. Sin embargo, éste podría ser otro intento en vano para lograr un ápice de estabilidad en la zona.
Desde la Unión Europea y EEUU, siguen culpando a Rusia del apoyo a los separatistas prorrusos y mantienen su desconfianza ante estos últimos acontecimientos. El secretario de estado estadounidense, John Kerry, ha vuelto a acusar a Rusia de seguir suministrando armas a los rebeldes ucranianos. Y tampoco faltan voces críticas desde la UE. La Alta Representante para la política Exterior, Federica Mogherini, el ministro de Exteriores de Alemania, Frank Walter Steinmeier, y otros jefes de la diplomacia europeos, han afirmado que Rusia sigue ejerciendo la «desestabilización» en Ucrania.
Una desconfianza que se ha incrementado en los últimos días debido a los movimientos rusos sobre el Mar Báltico. El ministro de Defensa de Polonia, Tomasz Siemoniak, ha asegurado que se está registrando «una actividad militar rusa sin precedentes sobre el Mar Báltico» y ha mostrado su preocupación ante el incremento de vuelos de aviones de las fuerzas armadas rusas sobre esa región.
En declaraciones a la cadena de televisión TVN24, Siemoniak ha descartado haber puesto al ejército polaco en estado de alerta, al menos, por ahora, «esto nos preocupa, pero no vemos ninguna necesidad de poner a nuestras tropas en estado de alerta». Pero no es solo Polonia la única preocupada por los últimos movimientos de Rusia sobre el continente. A principios de la semana pasada, Lituania decidía poner a varias secciones de sus fuerzas armadas en estado de alerta ante la elevada presencia rusa en su zona. Hace unas semanas diversos F-16 holandeses que participaban en una misión de seguridad de la OTAN sobre las repúblicas bálticas interceptaron a dos bombarderos rusos Su-34 sobre espacio aéreo lituano.
Pese a que los ánimos parecen estar calmándose en tierra cara a las próximas fechas navideñas, el conflicto se traslada ahora hasta el aire. La presencia de aeronaves militares rusas en la región báltica se ha incrementado en los últimos días, algo que significa una «tensión acumulada que es mala para las relaciones en la región del Mar Báltico», ha remarcado Siemoniak.
Desde Rusia niegan que hayan sobrevolado el espacio aéreo de Lituania ni de Estonia, «el avión miliar Il-20, tan solo cubría el 9 de diciembre la ruta regular entre el aeródromo Kúbinka (región de Moscú) y el aeródromo Jrabrobo (enclave báltico de Kaliningrado)», han señalado desde el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado. Una afirmación que difiere de la realizada pro el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estonia, que había informado de que un avión de inteligencia entró sin autorización en el espacio aéreo de la antigua república soviética y actual miembro de la OTAN.
Este hecho fue detectado por cazas Eurofighter pertenecientes a las Fuerzas Aéreas de Alemania, que estaban patrullando la zona y que fueron comunicadas al centro de control de vuelos de las Fuerzas Aéreas de Estonia en la base aérea de Emari. Para muchos, simplemente se trata de un nuevo desafío de Rusia para mostrar a Occidente su poderío militar .
Polonia, Estonia, Letonia y Lituania han pedido a la OTAN, incrementar el contingente militar sobre el mar Báltico e incluso Estonia ha pedido presencia militar terrestre en su zona.