Un fontanero polaco fue el símbolo que utilizaron los opositores franceses para sepultar la Constitución europea. Esgrimieron que podrían sufrir una invasión masiva de mano de obra barata del este y pusieron como ejemplo de «dumping» social a un fontanero polaco, que, según ellos, iba a ser el causante de que millones de ciudadanos del este quitaran el empleo a los trabajadores franceses. Polonia ha vivido en los últimos años un milagro económico. principalmente impulsado por las remesas de los millones de polacos que emigraron al extranjero. No en Francia, pero sí en Irlanda y el Reino Unido se calcula que vive un millón de polacos. Prefieren seguir allí que cobrar los bajos sueldos que pagan en su país.
En 2007 se hablaba de que las transferencias desde el extranjero eran de 6.000 millones de euros anuales. Espoleada por este estímulo financiero y por los beneficios de ser miembro de la UE, la economía polaca experimentó ese año un crecimiento del 5,8 por ciento, ayudado por el boom de la construcción. Desde entonces su economía ha ganado en competitividad debido en parte a la posibilidad de depreciar la divisa nacional, el zloty. Actualmente su valor es un 30 por ciento menor que en 2008. Los expertos señalan que la producción industrial aumenta apoyada por las exportaciones, el consumo interno aguanta y los fondos europeos son una garantía de inversión.
No todo es positivo muchos especialistas creen que son un objetivo potencial de la crisis de la deuda. El gobierno de centro-derecha ha presentado un paquete de medidas que va desde retrasar la jubilación hasta los 67 años a eliminar privilegios a colectivos como los mineros y los sacerdotes.
El miedo al fontanero polaco no ha desaparecido en Francia, mientras en Polonia llegan inmigrantes de China, Vietnam, India o exrepublicas soviéticas, empujados por las inversiones asiáticas. A pesar de tener un paro del 11,8 por ciento, a finales del año pasado se necesitaban 45.000 trabajadores y más de 18.000 empresas buscaban empleados, muchos de ellos para trabajos temporales con sueldos que van desde 1,15 euros a 7 euros por hora trabajada. Los mejor pagados son los informáticos que pueden cobrar unos 1.265 euros brutos mensuales.