Sobre la mesa había varias propuestas. Una de ellas pretende ampliar la directiva de ahorro, para que los Estados miembros puedan extender el intercambio automático de información a diferentes tipos de cuentas como seguros de vida, fondos de inversión o pensiones una posibilidad que lleva congelada desde 2008 por Austria y Luxemburgo.
Luxemburgo ha dado señales de que podría relajar su posición, pero Austria continúa imponiendo muchas condiciones. Otra posibilidad es la que han propuesto Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y España a los que les gusta la ley estadounidense FATCA, y quieren una parecida para la UE.
En cuanto al dinero de los ahorradores de menos de 100.000 euros estará completamente protegido, la mayoría de los ministros de economía ha propuesto que los grandes ahorradores también tengan privilegios en el caso de que se encuentren en bancos que haya que cerrar.
Según el comisario de mercado interior, Michel Barnier, estos grandes depositantes podrán disfrutar de un estatus privilegiado, y serán los últimos en perder dinero, detrás de los bonistas senior.
El BCE ha presionado para que se llegue lo antes posible a la unión bancaria, una cuestión en la que Alemania dice cada día una cosa. Tan pronto le corre prisa, como encuentra un resquicio para frenar. Pero hasta el consejo de junio no se conocerá la velocidad a la que va a marchar.