Considere la tabla de arriba. El eje horizontal muestra el porcentaje de docentes de secundaria que trabajan en escuelas donde el director informó a sus profesores de que más del 30% de los estudiantes en su escuela procedían de hogares desfavorecidos. El eje vertical muestra el porcentaje real de los estudiantes de 15 años de edad, con hogares desfavorecidos, siguiendo las medidas del índice internacional normalizado de PISA que resume varios indicadores de desventaja socio-económica, incluidos los ingresos de los padres y su nivel educativo, los recursos educativos de que disponían en su hogar, y otras posesiones familiares (2). En otras palabras, el eje horizontal refleja las percepciones de los directores de escuela siguiendo los términos de desventaja de las normas nacionales de cada país, mientras que el eje vertical refleja la prevalencia de desventajas comparándolas internacionalmente.
Brasil, Chile, Malasia, México y Portugal se encuentra en la esquina superior derecha de la tabla debido a que sus escuelas tienen una gran proporción de niños desfavorecidos y que se alinea con los informes ofrecidos por los directores. La esquina inferior izquierda incluye a la República Checa, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Japón, Corea y Noruega, donde la desventaja en las escuelas es limitado, y menos de uno de cada diez directores informa sobre posibles desventajas significativas de su alumnado (3). Estos son los resultados que cabe esperar.
Pero la desventaja real y la percepción de la desventaja de los directores no siempre se alinean: el 65% de los directores en los Estados Unidos dicen que más del 30% de sus estudiantes viven en hogares en desventaja, mucho más que en cualquier otro país. Sin embargo, el porcentaje real de los estudiantes en desventaja recogido por PISA es sólo del 13%, ligeramente superior al de Japón y Corea; pero en esos dos países, sólo el 6% y el 9% de los directores, respectivamente, informan de una participación similar de los estudiantes en desventaja en sus escuelas. En otras palabras, la incidencia real de la pobreza infantil es más o menos la misma entre estos tres países, pero en Estados Unidoa, el número de directores que informó sobre la situación familiar del 30% de sus alumnos seis veces superior a los otros dos países. Por el contrario, en Croacia, Serbia y Singapur, más del 20% de los estudiantes se encuentran en desventaja, mientras que el 7% o menos de los directores informan sobre la situaión de desventaja significativa de los estudiantes.
Obviamente, un niño considerado pobre en los Estados Unidos puede considerarse como relativamente rico en otro país, pero el hecho de que el problema que se percibe de las desventajas socioeconómicas entre los estudiantes es mucho más grande en los Estados Unidos -y en Francia también- sugiere que los directores escolares en lo que algunos países consideran desventaja social no se consideraría igual en otros.
Y hay una tercera dimensión importante, a saber, el impacto real de la situación de desventaja en resultados de aprendizaje, que se muestra por el tamaño de los círculos en el imagen 4. Ese impacto refleja si un sistema educativo proporciona oportunidades de aprendizaje equitativas. En Finlandia, Islandia o Noruega, se esperaría que este impacto sea pequeño debido a que estos países tienen muy poca desventaja socio-económica de sus poblaciones estudiantiles. El logro de la equidad en la escuela es fácil cuando la sociedad distribuye la riqueza y la educación de la familia de manera equitativa. Pero los ejemplos más impresionantes son países como Singapur, que aparece en los primeros puestos del informe PISA, donde la desventaja es significativa, pero su impacto en los resultados del aprendizaje es sólo moderado. Estos países parecen muy buenos en potenciar a los estudiantes con talentos extraordinarios y se aseguran de que cada estudiante se beneficie de una excelente enseñanza.
Por el contrario, Francia cuenta con un porcentaje relativamente pequeño de estudiantes en desventaja, pero los directores perciben este porcentaje como importante, y los resultados de aprendizaje de los estudiantes están estrechamente relacionados con el origen social, más incluso que en cualquier otro país, excepto Chile y la República eslovaca. De manera más general, los resultados muestran que la percepción de desventaja que tienen los directores se relaciona con las desigualdades en las oportunidades educativas y que éstas pesan más que las desventajas reales.
Hay otra manera de ver esto: en Corea y Singapur, más de uno de cada dos estudiantes de la cuarta parte inferior de la puntuación del espectro socio-económico entre el trimestre más competente de los estudiantes del mundo en PISA; en Japón, el 45% de los estudiantes en desventaja son igualmente «resilientes» y en las pruebas PISA muestran unos conocimientos mejores de lo que serían predecibles. Por el contrario, en Francia y en Estados Unidos, sólo alrededor del 20% de los estudiantes son resilientes, y en Israel, sólo uno de cada 10 lo son.
Entonces, ¿qué significa todo esto? La desventaja socio-económica es un desafío para los educadores de todo el mundo, pero en países como Francia y Estados Unidos, la desventaja percibida es mucho mayor que la desventaja real y provoca una diferencia significativa para el desarrollo estudiantil. En países como Singapur, la desventaja real es mucho mayor que la percepción que tiene los directores de las escuelas, pero los colegios de Singapur parecn ser capaces de ayudar a sus alumnos a superar esa desventaja.