Titulado «La perspectiva de las ciudades y la diversidad biológica», es el primer análisis global sobre el impacto de la expansión urbana en la biodiversidad y los ecosistemas más sensibles. «Para 2030 más del 60 por ciento de la población mundial vivirá en zonas urbanas, ¿por qué no prepararse para eso y crear ciudades que incluyan la preservación de la biodiversidad en su planificación?», plantea Kobie Brand, de ICLEI - Gobiernos Locales para la Sostenibilidad, en Ciudad del Cabo. La existencia de ICLEI, una asociación de ciudades del mundo que están comprometidas con el desarrollo sostenible, sugiere que el valor de reverdecer los centros urbanos está ganando terreno.
El estudio ahora presentado por el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) cuenta con aportaciones de 123 científicos de todo el mundo, y plantea que alrededor del 60 por ciento de la tierra que se proyecta urbanizar para 2030 todavía está sin construir. Según el profesor Thomas Elmqvist, del Centro de Resiliencia de Estocolmo y editor científico del informe, esto ofrece una oportunidad para un desarrollo urbano bajo en carbono y eficiente en materia de recursos.
Elmqvist sostiene que «las ciudades necesitan aprender cómo proteger mejor y mejorar la diversidad biológica, puesto que la diversidad biológica puede existir en las ciudades y es extremadamente crítica para la salud y el bienestar». Incluso los huertos domésticos albergan una biodiversidad significativa. Un estudio de 61 jardines en la ciudad británica de Sheffield descubrió 4.000 especies de invertebrados, 80 de líquenes y más de 1.000 especies de plantas.
Julia Hennlein, de 21 años, que participó como miembro de una delegación juvenil alemana explica que «los habitantes de las ciudades aman la naturaleza, pero no entienden la importancia de la biodiversidad. Así que, en los barrios y ciudades, alentamos y premiamos a quienes protegen la biodiversidad, incluidos los sapos».
Braulio Ferreira de Souza Dias, secretario ejecutivo del CDB, señala que «es en las ciudades donde se generan las herramientas de innovación y gobernanza, así que los centros urbanos están en mejor posición de liderar la preservación de la biodiversidad». «La manera como están diseñadas nuestras ciudades, como la gente vive en ellas y las decisiones políticas de las autoridades locales definirán, en gran medida, la sostenibilidad global futura».
Pero no todos tienen una perspectiva positiva sobre la urbanización. Por ejemplo en India, país anfitrión de la COP 11, hay recelos. «A menos que se hagan cambios al actual paradigma de desarrollo, las áreas urbanas continuarán viendo enormes migraciones, y este país es un ejemplo», dice el ecologista indio Ashish Kothari, de renombre internacional. «Se está haciendo muy poco por regenerar aldeas, y donde esto se hace los inmigrantes han abandonado las ciudades y han vuelto a sus lugares de origen».
Aarati Khosla, del capítulo indio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), añade que «incluso las pequeñas cosas, como el aparcamiento eficiente de vehículos, tienen que organizarse mejor para volver sostenibles los centros urbanos». Nueva Delhi y también Bombai, el principal centro de negocios del país, han sido clasificadas en los puestos 58 y 52, respectivamente, entre 95 ciudades analizadas por un informe de ONU Hábitat divulgado esta semana. Las malas condiciones medioambientales y la contaminación son algunos de los principales motivos de esos resultados.
En India, que actualmente experimenta una urbanización masiva, se calcula que su población urbana salte del actual 30 por ciento al 50 por ciento en 2044. Este país representa el 11 por ciento de la población urbana mundial, que crecerá hasta el 15 por ciento en 2031. En este presente insostenible, la urbanización «también tiene un impacto importante sobre las áreas rurales, modificando medios de sustento, estilos de vida, patrones de consumo y generación de desechos», explica Helene Roumani, coordinadora de Acción Local por la Biodiversidad, de Jerusalén, que asistió a la cumbre Ciudades Por La Vida, de dos días, realizada paralelamente a la COP. Urgiendo a los gobiernos locales a entender mejor el rol de los servicios del ecosistema en la planificación urbana, Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, enfatiza que los grupos urbanos grandes y pequeños dependen de esos servicios para obtener alimentos, agua y salud.
Al no compatibilizarse ambiente y desarrollo, es posible que un tercio de la población pronto viva en áreas con escasez hídrica, planteó Steiner en la presentación del informe «La economía de los ecosistemas y la biodiversidad para el agua y los humedales», una iniciativa de la secretaría de la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, conocida como Convención de Ramsar.
Según ese estudio, el mundo perdió la mitad de sus pantanos en el siglo XX. «Las personas, las ciudades y el espacio azul están estrechamente conectados», explica el subdirector general de la Convención de Ramsar, Nick Davidson. «Estas zonas húmedas no solo regulan la contaminación, sino que promueven una mejor salud de muchas maneras, y las ciudades costeras en Asia están particularmente bajo gran presión por las demandas de medios de sustento», Para Davidson «quienes toman las decisiones tienen que hacer una elección difícil para equilibrar las prioridades de desarrollo y de sustento con la salud de los humedales».