A las 11 de la noche del viernes llegaban al centro de control las ansiadas señales de Philae. Tras unos primeros instantes de inestabilidad, el centro de control conseguía establecer una comunicación continua y estable que permitía recibir los primeros resultados de sus análisis. Pero el contacto se perdía pasada la 1:30 de la madrugada, desde entonces nada se sabe del pequeño robot.
La sonda contaba con autonomía suficiente para funcionar durante dos días y medio, pero después tenía que conseguir recargar las baterías con los paneles solares. Sin embargo, después de rebotar dos veces durante la maniobra de aterrizaje, el módulo ha caído en un sitio mucho más sombrío que la explanada prevista y sus brazos no consiguen recibir la luz suficiente para recargar las baterías. Al haber agotado toda la autonomía, el robot ha entrado en fase de hibernación, lo que implica que en estos momentos todos sus instrumentos científicos están apagados y la mayoría de sus sistemas de a bordo desconectados.
«A partir de ahora no será posible contacto alguno, a menos que los paneles solares de Philae reciban suficiente luz solar para generar la energía necesaria para despertarlo», explican desde la ESA. Pero no todo son malas noticias, los científicos han confirmado que antes de apagarse el módulo consiguió poner en marcha el taladro, perforar el suelo del cometa y colocar un termómetro en la superficie. «Antes de quedarse en silencio, la sonda ha sido capaz de transmitir todos los datos adquiridos durante la primera secuencia de ciencia», asegura desde Colonia Stefan Ulamec, responsable de la sonda. «Esta máquina ha funcionado magníficamente en condiciones durísimas y podemos estar muy orgullosos del increíble éxito científico que ha generado», añadía.
La misión continúa
Y es que los científicos no lo dan todo por perdido. «Vamos a ver si puedes conseguir un poco más de Sol @Philae2014», anunciaba la ESA en un tuit el sábado, poco antes de iniciar las maniobras para rotar el módulo 35 grados. De esta manera intentan que los paneles solares de Philae se sitúen en una orientación con una mayor exposición a los rayos del sol. Además, siguen enviando señales al robot, por si en algún momento la luz solar permitiera recargar las baterías. De hecho, los responsables del proyecto no descartan que cuando el cometa se acerque al sol, y aumente la iluminación, Philae consiga despertar de nuevo.
Por el momento solo queda esperar. Pero aunque Philae se haya quedado sin pilas, la Misión Rosetta continúa. La nave seguirá orbitando alrededor del cometa en su viaje hacia el astro rey al menos hasta finales de 2016.