El tráfico aéreo se siguió moviendo en el caos este martes, pudieron operarse la mitad de los 27.500 vuelos previstos, y las previsiones para el miércoles no son tampoco optimistas.
El volcán Eyjafjalla sigue emitiendo lava y agrandando la nube de ceniza, a pesar de que se dijo que disminuía. Tampoco se extiende hacia el Ártico, como anunciaron los expertos, y ya toca las costas de Canadá mientras persiste en el centro y norte de Europa.
Ha habido cierto alivio cuando algunos de los aeropuertos más importantes de Europa han podido abrirse temporalmente, pero ninguno garantiza por cuánto tiempo. Las decenas de miles de pasajeros atrapados durante cinco días han tomado otras opciones y hacen miles de kilómetros por tren o carretera para llegar a sus destinos. El secretario de Estado para la UE, representante del Consejo este semestre, ha dicho que la crisis aérea ha convertido las redes transeuropeas y el ferrocarril en un objetivo absolutamente estrátegico.
El organismo de seguridad aérea, Eurocontrol, confía en que se vaya volviendo a la normalidad poco a poco, pero no hay datos que lo confirmen. Un avión militar finlandés ha atravesado la nube volcánica y ha confirmado que, efectivamente, su motor resultó dañado, aunque aterrizó sin problemas. euroXpress
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