Los graves problemas sociales que afronta Paraguay no asoman entre las propuestas prioritarias del empresario Horacio Cartes y del senador Efraín Alegre, los candidatos con mayores posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de este domingo, según las últimas encuestas. Cartes, de la conservadora Asociación Nacional Republicana (ANR), más conocida como Partido Colorado, recoge un 40 por ciento de intención de voto de los consultados, mientras que Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), recibe el 37 por ciento de apoyo. En tercer lugar, pero a mucha distancia, aparece el presentador de televisión Mario Ferreiro, de la alianza de centroizquierda Avanza País (AP), y le siguen ocho candidatos más, con muy escaso apoyo.
Unos 3,5 millones de los 6,4 millones de paraguayos, según el censo de 2012, están habilitados para concurrir a las urnas a elegir presidente, vicepresidente, los 48 senadores y 80 diputados, así como 18 representantes al Parlamento del Mercosur (Mercado Común del Sur), que este país comparte con Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela. En estos comicios, donde también se eligen gobernadores para los 17 departamentos en que se divide el país, se espera una participación importante debido a que el voto es obligatorio y a que, tras un plebiscito realizado en 2011, se inscribieron para sufragar unos 20.000 residentes en el exterior, principalmente en Argentina, España y Estados Unidos.
De esta manera comenzará a regularizarse la situación democrática del país que se alterada el 22 de junio de 2012, cuando el parlamento destituyó al presidente Fernando Lugo mediante un juicio político sumario que duró apenas unas horas. Esa acción, que por la rapidez impidió toda posible defensa de Lugo,se consideró irregular por parte de los gobiernos del Mercado Común del Sur (Mercosur) y de la Unión de Naciones Suramericana, que suspendieron a Paraguay como miembro pleno hasta la asunción de un nuevo gobernante elegido democráticamente.
El proceso electoral, que culmina este domingo, permitirá que se levanten esas sanciones, puestas en vigor por el entonces vicepresidente Federico Franco que ocupó el cargo del que había sido despojado al mandatario de centroizquierda elegido en 2008. Lugo, un obispo obligado a dejar la Iglesia Católica cuando se postuló a la Presidencia, pretende reconstruir sus fuerzas desde el parlamento, al que aspira acceder encabezando una lista al Senado por el Frente Guasu (FG), un conglomerado de partidos de izquierda y centroizquierda que lleva a Aníbal Carrillo Iramaín como candidato a la Presidencia de Paraguay.
El analista Arístides Ortiz, del periódico digital E'a, señala que «se espera que su popularidad ayude a otros integrantes de la lista del FG a conseguir escaño en el parlamento, al menos para ser testimonio de una disidencia contra lo que se estima será un gobierno con agenda económica neoliberal, sin importar que ganen los colorados o los liberales».
La pobreza afecta al 38 por ciento de la población paraguaya y la indigencia al 20 por ciento, según datos de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censo, aunque un recorrido por la zona metropolitana de Asunción demuestran que las cifras pueden quedarse cortas. Paraguay es además uno de los países con peor distribución de la tierra en el mundo, ya que un tres por ciento de la población concentra 88 por ciento de las parcelas productivas, según el censo agrícola de 2008.
El activista Ramón Medina, de la Organización de Lucha por la Tierra, dice que «la reforma agraria es la principal demanda de las organizaciones campesinas, que denuncian que 350.000 familias no tienen tierra, mientras 351 propietarios concentran 9,7 millones de hectáreas». Esta realidad quedó expuesta crudamente el 15 de junio de 2012 en la masacre de Curuguaty, donde murieron 11 campesinos y seis policías, hecho que desencadenó el juicio político al entonces presidente Lugo.
A partir de la llegada al gobierno de Federico Franco, las preocupaciones sociales han sido desplazadas de la agenda pública para reinstalar los temas de interés de la minoría que controla el poder económico. Privatizaciones, consagración del gran negocio agropecuario y la utilización de las semillas genéticamente modificadas como modelo de desarrollo rural, aparecen como cuestiones de mayor peso en las propuestas de gobierno. Vale recordar que Paraguay exporta principalmente soja en grano y carne.
Los analistas advierten que tanto Cartes como Alegre también avanzarán en la cesión a precio muy bajo de la energía generada por los complejos hidroeléctricos de Itaipú, compartido con Brasil, y Yacyretá, con Argentina. Ello facilitaría la instalación en el país de Río Tinto Alcan, la firma de aluminio más importante de Canadá y la tercera del mundo.
En referencia a los perfiles de los candidatos, Cartes se mostró como un recién llegado a la arena política y, por tanto, ajeno a cuestionados vicios de la dirigencia tradicional. Dueño de 26 empresas en las que está prohibida la organización sindical, la publicidad electoral lo ha presentado como creador de puestos de trabajo, en un notorio esfuerzo por dejar de lado las sospechas de vínculos con operaciones de lavado de dinero y narcotráfico que han manejado varios medios de comunicación.
Cartes fue asesorado en la campaña por Francisco Cuadra, exportavoz y ministro del dictador chileno Augusto Pinochet. En varios discursos, el candidato colorado ha calificado de «anormal» el derecho al matrimonio civil de personas del mismo sexo y, en una entrevista en Chile, defendió el «orden y progreso» que según él trajo a Paraguay la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
Por su parte, Alegre ha imostrado un perfil moderado, destacando su trabajo como ministro de Obras Públicas del gobierno de Lugo, como parte del acuerdo de entonces entre el FG y el PLRA. Sin embargo, el postulante liberal ha intentado, sin éxito durante su gestión, privatizar la gestión de los tres principales aeropuertos del país y ha sido acusado de corrupción, por la prensa paraguaya. Al final de la campaña electoral ha aumentado su porcentaje de voto gracias al acuerdo electoral concretado con la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, creada por el recientemente fallecido general Lino Oviedo.
Alegre se presenta como el candidato de los «decentes» para enfrentar «al Paraguay de la piratería, del contrabando y de las mafias que representan nuestros adversarios». También ha prometido crear 200.000 puestos de trabajo si llega a la Presidencia, impulsando obras públicas y un plan para instalar industrias.