Pantalones, el emblemático olmo del Real Jardín Botánico de Madrid, está luchando para sobrevivir con la ayuda de los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El pasado 17 de mayo se le detectó grafiosis, una enfermedad fúngica que se transmite a través de un escarabajo. El Scolytus scolytus, que es el nombre del escarabajo, es al olmo lo que el picudo a las palmeras, ya queesta grave enfermedad ha acabado prácticamente con todos los olmos viejos de la península Ibérica.
El ejemplar del Jardín Botánico tiene aproximadamente 225 años y recibe su nombre por la forma de pantalón invertido de sus dos ramas principales. «Pantalones es un árbol emblemático porque es uno de los árboles más antiguos que tenemos en el Jardín, es muy bonito y muy característico, porque parece unos pantalones. Y es un árbol que hemos utilizado en el Jardín Botánico como narrador de las historias que pasaban en el Jardín», explica Jesús Muñoz, director del Jardín Botánico.
Este es además uno de los olmos más longevos de la Península, de ahí que se haya incluido en el Catálogo Regional de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid.
«El Jardín es un organismo vivo y como todo organismo vivo tiene sus enfermedades, tiene fases mejores y fases peores. Ahora le tocó a Pantalones estar enfermo y lo estamos tratando con todo el cariño, dedicación y medios con los que contamos. También estamos evitando, mediante tratamientos muy focalizados en los árboles que lo necesitan, que eso que le está pasando a Pantalones le ocurra a otro árbol«, dice el director del Jardín.
Por eso desde que se detectó la enfermedad, se podan las ramas en las que hay grafiosis, ya que «es lo primero que hay que hacer para evitar que el hongo se transmita a través de los vasos hacia abajo», según explica Mariano Sánchez, técnico del CSIC, jefe de la Unidad de Horticultura y conservador del Jardín.
En el caso de Pantalones también se ha comenzado a aplicar un tratamiento específico que «consiste en inyectar un fungicida para tratar de controlar el hongo, no matarlo porque eso es imposible», añade Sánchez. Este tratamiento puede costar entre 3.000 y 5.000 euros por olmo al año, por eso se aplica en aquellos ejemplares que se consideran singulares.
«Cuando en el Jardín apareció la grafiosis en 1985, hicimos el inventario de olmos y una valoración ornamental. Tuvimos que talar algunos de ellos para evitar riesgos», continúa el técnico del CSIC. En ese momento, tres olmos murieron por la enfermedad. Según explica Sánchez, «para evitar la aparición de la grafiosis es fundamental luchar contra el escolítido y por ello en el Jardín se realizan habitualmente tratamientos preventivos contra el escarabajo».
Grafiosis, ¿una enfermedad crónica?
La grafiosis está provocada por el hongo del género Ophiostoma, concretamente por el Ophiostoma ulmi y el Ophiostoma novo-ulmi. «Al detectar los primeros síntomas empezamos con el protocolo de actuación para identificar el hongo responsable: toma de muestras, aislamiento, extracción de ADN y secuenciación de un fragmento interno del ribosoma –apunta Javier Diéguez, del Departamento de Micología del Jardín-. En este proceso hemos identificado que se trata de la especie más virulenta del hongo, el Ophiostoma novo-ulmi».
El escarabajo Scolytus scolytus tiene en sus patas traseras una especie de púas en las que transporta esporas del hongo desde ejemplares enfermos a otros sanos. Como señala Sánchez, los escolítidos «son capaces de volar hasta 3 kilómetros, por eso se debe crear un cinturón sanitario de esa distancia cuando se tiene un olmo singular o una olmeda importante para evitar la transmisión de la enfermedad».
El escarabajo suele ir a las axilas y entrenudos de los olmos más viejos, ya que detectan que son más débiles, para perforar y dejar ahí la espora. Esta germina y el micelio empieza a crecer hasta llegar al xilema, que es por donde el árbol absorbe el agua y los nutrientes. El mayor problema consiste en que el hongo se distribuya por el floema, canal de bajada de nutrientes, y así se extiende por todo el árbol.
De esta forma «se genera una trombosis general del árbol, que lo mata. Puede llegar a ser fulminante y matar al árbol en una semana», según el investigador.
«En primavera es cuando estaremos más atentos ya que ahora los vasos son estrechos y el hongo no se puede distribuir bien. Aunque no sabemos exactamente dónde está el hongo, las ramas afectadas las podamos, inyectamos el fungicida y estamos a la espera. La próxima primavera veremos si Pantalones resiste».
Pantalones y sus clones
Los ejemplares más viejos de olmo de la Península han ido desapareciendo, por eso, aunque hay olmedas estas tienen tan solo entre 20 y 30 años, son retoños que nacen de las raíces de ejemplares muertos. «Esto demuestra la gravedad de esta enfermedad, aunque se cree que se trata de un ciclo que ha existido desde hace millones de años: los olmos son atacados, desaparecen en su práctica totalidad y también desaparece el escolítido aunque queda algún ejemplar que ataca a los olmos con el paso de los años».
Pantalones ha demostrado su resistencia a lo largo de más de dos siglos, especialmente a la grafiosis presente desde hace muchos años en Madrid y en España. «Pero puede que a pesar de todos los esfuerzos al final se muera, por eso es importante conservar su genotipo de alguna forma y eso es lo que se ha hecho a través de un proyecto de la Comunidad de Madrid».
Hace dos años se clonaron cuatro ejemplares, que ya miden un metro de alto y también se encuentran en el Jardín Botánico. Existen dos vías para hacerlo: bien a través del cultivo del meristemo en un gel -de una rama se pueden obtener los ejemplares que se quieran- o haciendo cortes de ramas por mutilación asexual -en este caso se pone un poco de hormona, después se sitúa en una cámara de enraizamiento y se obtienen nuevos ejemplares-.
Estos ejemplares clonados suponen una esperanza en el caso de que Pantalones no sobreviva a la enfermedad.