Del laboratorio a la mesa. Pan de hamburguesas, masa para pizza, bollos, cruasanes... todo con bajo contenido calórico los fabricará un restaurante madrileño desde este otoño. El producto ha sido desarrollado por Cristina Molina-Rossell y Concha Collar, investigadoras del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos.
Se puede emplear directamente, como un ingrediente más, en la fabricación de productos de panadería, bollería o galletas. Las investigadoras aseguran que además de bajo en calorías el pan que resulta tiene un sabor y una textura agradables.
Cristina Molina-Rosell, explica que «resulta muy gratificante que los resultados de las investigaciones se transfieran al sector empresarial», añade que en este caso concreto la satisfacción es mayor ya que el resultado es «un alimento saludable de gran demanda y escasa oferta en el mercado actual».
Por su parte, Concha Collar puntualiza que se trata de un avance que acerca a dos grupos diferenciados «por una parte consumidor y empresario, y por otra, científicos y tecnólogos de alimentos, cuyo trabajo se muestra, a menudo, aparentemente alejado de las necesidades reales y de los intereses industriales».
El pan, bollos o pizzas tiene un 45 % menos de aporte calórico respecto a la media de los productos de referencia, además los beneficios para la salud de las fibras (bajada de los niveles de colesterol y azúcar en sangre) y fisiológicas (mejora del tránsito intestinal) son importantes.
El producto permite utilizar fibras de diferentes fuentes vegetales (tubérculos, plantas, leguminosas), además de poseer una cantidad efectiva de fibras solubles, comprendida entre el 10 % y el 40 % del total de la fibra añadida.