La Explanada de las Mezquitas de Jerusalén está siendo, desde hace tres semanas, escenario de enfrentamientos entre árabes, israelíes y policía israelí, que han terminado con al menos 30 heridos y 18 detenidos. El complejo religioso lleva tres semanas siendo objeto de una continua escalada de amenazas entre grupos religiosos judíos e islámicos
Radicales... ¿quien no es radical en Palestina?. Quizá no lo son los niños que ven cómo sus padres son humillados por militares israelíes una esquina sí otra no, de Jerusalén. O las jóvenes de Hebrón que son perseguidas por fanáticas "colonas", ocupantes del centro de la ciudad palestina, que amenazan con llamar a los niños para que le tiren piedras. O esos niños educados por unas madres y unas abuelas llenas de odio que los utilizan como armas arrojadizas. O los adolescentes soldados israelíes, armados hasta los dientes, que les prestan sus armas de guerra a los niños para que jueguen. O los jóvenes palestinos que tienen que trabajar en los asentamientos que crecen como la mala hierba en sus tierras, cortándoles el paso y obligándoles a dar enormes rodeos para trasladarse de un pueblo a otro.
Las Organizaciones no gubernamentales, como el Movimiento por la Paz-MPDL, con quien euroXpress ha sido testigo de todos estos hechos en un viaje de diez días a Cisjordania, no dejan de decirlo. Pero es clamar en el desierto de mentes acostumbradas al teatro de la diplomacia.
La situación ha empeorado en el último año. Los asentamientos israelíes han aumentado en un 60 por ciento, los controles y los lugares prohibidos para los palestinos no cesan de crecer. Como la carretera 443 que une Jerusalén con Tel Aviv, que discurre por tierras de Cisjordania y que está controlada por soldados israelíes que han cegado todos los accesos desde los pueblos cercanos y por donde está prohibido que circulen coches con matrículas de Palestina.
En Gaza el bloqueo aisla, castiga y condena al silencio a su medio millón de habitantes, la mayoría mujeres y niños. Las autoridades israelíes impiden la entrada de artículos de primera necesidad tales como dinero en efectivo, alimentos, material sanitario, combustible o material de construcción.
Los países donantes, entre ellos la Unión Europea se quejan tímidamente impotentes pero informes como el de la Red Euromediterránea de Derechos Humanos sobre la respuesta europea a la ofensiva israelí en la Franja de Gaza, son demoledores. La UE está dividida en su política internacional y especialmente ante el conflicto israelo-palestino. En el informe se acusa a los 27 de denunciar «de boca» las políticas segregacionistas y ocupacionistas de Israel, pero luego sobre la mesa no hacen nada y dejan que el gobierno hebreo continúe discriminando y acorralando a los palestinos sin que nadie le pare los pies.