Los restauradores han descubierto bajo el fondo negro de la auténtica Gioconda el mismo paisaje de la Toscana que se ve más claro en el del alumno. La mujer de la enigmática sonrisa tiene un rostro más claro y más juvenil en la réplica. El Museo del Prado siempre tuvo el cuadro por una copia fechada en el primer tercio del siglo XVI, contemporánea de la de Davinci, pero los expertos no habían dictaminado hasta ahora que se hiciera a la vez y en el mismo taller. La autoría no acaba de estar clara, se duda entre dos de los discípulos más próximos a Leonardo, Andrea Salai y Francesco Melzi.
Las dimensiones de los dos cuadros son muy parecidas y siempre se pensó que el segundo había sido pintado sobre roble, pero ahora se ha comprobado que está realizado sobre nogal como el de Leonardo.
La nueva Gioconda viajará a París para ser expuesta junto a su famosa gemela en el Museo del Louvre, en la muestra que este prepara sobre el cuadro de «Santa Ana» de Leonardo entre el 29 de marzo y el 25 de junio.