Se habla de conspiración contra el euro, de movimientos especulativos, de intereses ocultos... Sea como sea, el miedo a que la enorme deuda pública griega lleve a la suspensión de pagos ha alborotado los mercados y ha metido miedo a los países de la zona euro, ante la posibilidad de que la maltrecha economía griega los contagie.
Las instituciones y los gobiernos de la UE se han volcado en hacer declaraciones para defender la moneda única y apoyar a Grecia en su plan de ajuste, aprobado por la Comisión europea, para reducir el déficit del 12,7 % al 3% antes de 2012. Pero los mercados lo consideran irrealizable y la ofensiva ha sido feroz, de modo que toca actuar más directamente.
Alemania está dirigiendo una operación de rescate de las finanzas griegas en la que podrían participar otros socios, el Eurogrupo en su conjunto o el gobierno de Berlín en solitario. Se niega oficialmente, pero el portavoz de Asuntos Financieros y diputado del partido de Merkel, Michael Meister, dijo ayer que «estamos considerando la asistencia. Grecia sólo recibirá la ayuda bajo estrictas condiciones y si el Gobierno griego desarrolla profundas reformas fiscales».
Joaquín Almunia, en sus últimas declaraciones como comisario de Asuntos Económicos, dijo ayer en el Parlamento europeo : «Me gustaría que los líderes de Europa dijeran a las autoridades griegas que a cambio del esfuerzo que están haciendo, van a obtener nuestro apoyo».
Lo cierto es que el propio Almunia contribuyó a la alarma generalizada, al comparar la situación griega con la de España, Portugal y otros países del euro. Hasta el punto de que el gobierno español se ha visto obligado a viajar a Londres y París para convencer a inversores, periodistas y expertos de que la situación española dista mucho de la griega.
El euro y los corsés comunitarios
La cuestión es no tener que recurrir al Fondo Monetario Internacional, como le gustaría al Reino Unido, que no es país del euro, y como piden algunos expertos internacionales. La UE quiere demostrar que los países de la moneda única pueden hacer frente a la tragedia griega. La cuestión es que el Banco Central Europeo no puede intervenir, por prohibición expresa de los Tratados, y el Banco Europeo de Inversiones dijo en un comunicado que sólo pueden financiar proyectos económicamente viables y que sus estatutos no le permiten ayudar a un país de la UE a cubrir su déficit presupuestario.
Aún así, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, ha dejado precipitadamente su visita a Australia para estar este jueves en Bruselas en el Consejo extraordinario de jefes de Estado y de gobierno, convocado por el presidente permanente de la UE, Van Rompuy, para hablar de crecimiento y empleo. Las malas noticias bursátiles han provocado un cambio de agenda y la situación de Grecia y su repercusión en España, Portugal o Irlanda se colocan como primer punto del orden del día.
La cuestión está en cómo hacer ese rescate. Algunos expertos consideran que una acción coordinada de la UE es ilegal, pero se trataría de establecer un mecanismo para dar créditos a Grecia y garantías de estabilidad. Se dice que hay países del euro que están comprando deuda griega para compensar la inestabilidad.
Sólo los rumores de que la UE se disponía a rescatar a Grecia ya calmaron ayer a los mercados, pero Atenas vive este miércoles una huelga general, para empeorar aún más la imagen de cara a los inversores. euroXpress