Miles de barcos navegan anualmente por las peligrosas aguas de Somalia y la costa del cuerno de África. Sus cargamentos valen miles de millones de euros y se han convertido en un atractivo para los piratas somalíes, algunos de ellos tan organizados que tienen una auténtica estructura militar. En la última década han sido secuestrados 3.200 marineros, de los que 500 fueron heridos y 160 muertos. Sólo en 2008 fueron asaltados 293 barcos, 17 fueron secuestrados. Ante esta situación la UE, en colaboración con la ONU, puso en marcha el 8 de diciembre de 1008 la operación Atalanta, que intenta frenar la piratería marítima en esa zona.
En mar abierto hacia el sur, hacia las peligrosas aguas del Golfo de Adén. Allí a miles de kilómetros de las fronteras europeas se libra una batalla contra los piratas somalíes., que desde hace años entorpecen y dificultan el transporte marítimo. No sólo de mercancías, sino también de pasajeros y de ayuda humanitaria.
La piratería, que evoca en muchas personas el romanticismo de las películas de bucaneros, ha asolado los siete mares desde que se inició el transporte marítimo de mercancías. España y los países europeos lo tenían casi olvidado, pero no hace tanto los corsarios surcaban las aguas del Caribe o el Mediterráneo en busca de una buena presa.
Peligrosos, armados y organizados
Siglos después la piratería marítima vuelve a preocupar al mundo. La ONU estima que actualmente más de 1.000 piratas transitan por las aguas del cuerno de África. Disponen de unas 60 embarcaciones, vehículos rápidos de fibra de vidrio con motores de fuera borda y en algunos casos estas organizaciones tienen una estructura de mando militar. La piratería somalí ingresa anualmente entre 80 y 140 millones de dólares. Miles de marineros corren peligro de ser secuestrados y las pérdidas empresariales son cuantiosas. Se calcula que unos 25.000 barcos transitan anualmente por el Golfo de Adén y la costa Este africana, el 20% del comercio mundial.
Ante esta situación la Unión Europea decidió en diciembre de 2008 atajar este nuevo tipo de delincuencia internacional. El 8 de diciembre de 2008, la Unión Europea lanzó su primera operación naval autónoma. Nació la misión "Atalanta", en la que participan diez países y que durará hasta finales de 2010. Lo hace siguiendo varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
«Se va a cumplir una triple misión: proteger al programa mundial de alimentos, segundo, escoltar a la marina mercante y tercero controlar la zona para lo que vamos a añadir medios aéreos», decía el ministro francés de defensa, Hervé Morin.
Los buques que surcan las aguas del cuerno de África, transportan un gran botín. Muchas veces petróleo, otras, ayuda humanitaria y otras, armamento, como un barco ucraniano interceptado a finales de 2008 que transportaba 30 tanques y vehículos militares, de los que se desconocía su destino final.
A parte de este mercante los casos más espectaculares del último año han sido el secuestro de los pesqueros españoles Playa de Bakio y Alakrana, el de un velero francés, en cuyo rescate, llevado a cabo por militares franceses, murió uno de los viajeros, o el del estadounidense Maersk Alabama. Los piratas se llevaron, en un bote salvavidas, al capitán y lo retuvieron durante 3 días.
Misión imposible
«Nunca hemos dicho que eliminaríamos la piratería», dice Peter Hudson, el máximo responsable de EUNAVFOR, las fuerzas de la Unión Europea. «Ha estado ahí durante siglos y desgraciadamente continuarán secuestrando barcos. Estamos trabajando codo a codo con las compañías de transporte mercante y con los armadores. También con el Programa Mundial de Alimentos y las agencias de ayuda humanitaria. Estamos ahí para vigilar a los barcos más vulnerables, y para impedir y desbaratar la piratería allá donde estemos.»
Como reconoce Peter Hudson, la tarea no es fácil. Son piratas especializados y cada vez utilizan unas armas más sofisticadas y peligrosas. Desde una nave nodriza en permanente contacto vía satélite con los centros de operaciones de Londres o Moscú, se les informa de la ruta de los posibles candidatos a ser abordados. De estos barcos situados en alta mar, zarpan los esquifes, con 4 o 6 piratas, unas pequeñas embarcaciones que se lanzan hacia el objetivo. Conocen perfectamente tanto la bandera como el cargamento del buque. Suelen atacar a aquellos que van más cargados o a los pesqueros que están faenando. Ese es el momento en el que son más vulnerables. Porque no pueden moverse con la misma rapidez que las pequeñas barcas que los van a abordar.
Hasta ahora Grecia, España, Holanda y Suecia han dirigido este dispositivo militar. Sólo el año pasado detuvieron a 160 piratas, la mayoría de ellos entregados a Kenia para que sean juzgados en ese país africano. Ese es el otro gran problema de la piratería, qué hacer con los detenidos. Las leyes de muchos países europeos no prevén esa tipología delictiva y muchos de ellos quedan en el limbo de la jurisdicción internacional.
Luchar contra la piratería marítima es otro de los frentes de acción de la Unión Europea. Las aguas del golfo de Adén son ahora las más peligrosas del mundo, les siguen las de Nigeria, Perú y el estrecho de Malaca. Y es que los mares siguen siendo un atractivo para piratas nada románticos. euroXpress