Los Estados miembros atlánticos, Irlanda, Francia, Portugal, España y el Reino Unido tienen sus propias estrategias para esa región ahora se trata de que colaboren entre ellos, que compartan información, costes, resultados y que establezcan nuevos ámbitos de cooperación.
El plan de acción de la Comisión Europea para la costa atlántica pretende reducir la huella de carbono, que se utilicen de forma sostenible los recursos del mar, que se adopten medidas eficaces para reaccionar de forma conjunta y eficaz ante amenazas y emergencias y que se lleve a cabo una buena gestión de las aguas atlánticas.
Según la comisaria de pesca Maria Damanaki se trata de aprovechar «los retos y oportunidades comunes que ofrece el Atlántico, desde el turismo costero y la pesca a las energías renovables, la extracción de minerales del fondo marino y la biotecnología marina».
Los Estados miembros tienen numerosas formas de ayudas comunitarias para poner en práctica esta estrategia, especialmente los Fondos Estructurales: el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca, el Fondo Europeo de desarrollo Regional, el Fondo Europeo Agrícola de desarrollo Rural y el Fondo Social Europeo.
También se pueden financiar directamente del presupuesto de la UE, a través del fondo para el medio ambiente (LIFE+), el programa de financiación de investigación e innovación de la UE (Horizonte 2020) o del programa para ayuda a las empresas y las PYME (COSME).
Además el Banco Europeo de Inversiones (BEI) tiene una importante variedad de instrumentos de financiación y puede proporcionar créditos, así como asesoría técnica.
A finales de 2012, el BEI tenía un capital de 242 millones de euros y una capacidad de préstamo de 52.000 millones de euros.
La participación de los diferentes países en esta estrategia es voluntaria. La UE ya ha establecido otras para el Ártico, el Báltico, el Adriático y el Jónico.