Al presidente de Estados Unidos no lo elige directamente la ciudadanía, sino que lo hace un colegio electoral, en el cual cada estado tiene un determinado número de votos de acuerdo con su representación en el Congreso legislativo.
Casi todos los estados aplican la fórmula de que «el ganador se lleva todo». Ello significa que el candidato que obtiene la mayoría se queda con todos los votos electorales correspondientes a ese distrito.
Algunos estados son claramente baluartes «rojos» (del opositor Partido Republicano) y otros «azules» (del gobernante Partido Demócrata), pero los estados «púrpura» o «péndulo», donde la mayoría está en disputa, son clave para la definición.
Los residentes de esos estados, entre ellos el sudoriental Florida, los orientales Carolina del Norte y Virginia, los nororientales New Hampshire y Ohio, los norteños Iowa y Wisconsin, el central Colorado y el occidental Nevada son bombardeados hasta último minuto con publicidad en radio y televisión. Además, se reciben llamadas telefónicas exhortando a votar no solo a los candidatos presidenciales sino a los postulantes para cargos estatales y locales.
El crítico estado de Ohio, que casi todos los analistas consideran sumamente valioso, en parte porque ningún candidato republicano moderno ha ganado la Presidencia sin él, también se está inclinando hacia Obama, aunque el politólogo Charlie Cook, del National Journal, todavía lo considera impredecible.
Uno de cada ocho habitantes de ese estado depende de la industria automovilística, y por ello, la campaña de Obama ha criticado insistentemente la posición de Romney, durante la crisis financiera hace cuatro años, cuando se opuso al rescate federal de ese sector. Desde entonces se ha recuperado.
Los problemas de Romney en Ohio se agravaron aun más esta semana, cuando su campaña comenzó a distribuir anuncios señalando falsamente que la división Jeep de la fabricante de automotores Chrysler estaba externalizando puestos de trabajo a China.
Esa afirmación provocó duras denuncias de Chrysler y también de General Motors. «Hay que pensar que la mentira sobre Jeep/China podría ser el clavo en el ataúd» de las aspiraciones de Romney en ese estado, señaló el analista internacional Chris Nelson en su sección diaria de noticias The Nelson Report.
Tras el Sandy
Aunque las encuestas todavía no lo reflejan, Obama podría paradójicamente sacar provecho en los últimos días de la carrera del propio huracán Sandy, que le ha permitido mostrarse responsable, supervisando una respuesta del gobierno federal, marginando efectivamente a Romney de la agenda de noticias.
También ha afectado negativamente a la campaña de Romney los elogios de dos gobernadores republicanos, particularmente Chris Christie, del estado de Nueva Jersey, a la reacción de Obama frente a la llamada «Frankenstormenta».
Otro golpe fue la circulación esta semana de las imágenes de un debate realizado el año pasado en el que Romney sugería la eliminación de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), encargada de coordinar los esfuerzos de rescate en casos de desastres.
El candidato republicano proponía entonces que las responsabilidades de la FEMA fueran derivadas a las autoridades locales o, mejor aun, al «sector privado».
País dividido
La competida carrera electoral es un indicio de lo dividido que está el país. Las divisiones geográficas entre los estados azules y rojos son las más obvias. Con excepciones en cada región, los del sur, del Medio Este y de las montañas Rocosas son claramente el baluarte de Romney.
Por otro lado, el noreste y los tres estados de la costa oeste son demócratas, al igual que la mayoría de los del cinturón industrial, en la costa norte y centro atlántica, y en la región de los Grandes Lagos.
Las diferencias demográficas también podrían ser decisivas. En una encuesta realizada por el diario The Washington Post y la cadena ABC, más del 80 por ciento de los votantes no blancos consultados dijeron que apoyarían a Obama, en tanto que más del 91 por ciento de los partidarios de Romney son blancos.
El noventa y tres por ciento de los votantes afrodescendientes dijeron que votarían a Obama, y solo el dos por ciento a Romney, mientras que el resto estaban indecisos, según una encuesta del centro Pew divulgada el lunes 29 de octubre.
También es favorable a Obama el 69 por ciento de los hispanos, según una investigación de ImpreMedia-Latino Decisions. Una alta concurrencia de votantes latinos a las urnas, particularmente en los disputados estados de Colorado, Nevada, Iowa, Virginia y Florida, podría inclinar la balanza a favor de Obama, asegurándole la victoria aun sin ganar en Ohio.
Mientras, a pesar de los repetidos esfuerzos de Romney y de los republicanos por pintar a Obama como alguien opuesto a los intereses de Israel, los votantes judíos parecen apoyar en una sólida mayoría al presidente.
Si esa predicción se cumple, los judíos podrían marcar una diferencia en dos estados valiosos: Ohio y Florida.