Siete días antes de que se cumpla el 50 aniversario de la visita que hizo el presidente Kennedy y dijera la frase que robó el corazón de los berlineses «Ich bin ein Berliner», 26 años después de que otro presidente norteamericano, Ronald Reagan, dijera al presidente ruso Gorbachov que derribara el muro, Obama le propone al actual presidente ruso, Vladimir Putin que reduzcan en una tercera parte sus armas nucleares desplegadas.
A Putin no le ha parecido «seria» la propuesta. Acaban de verse en Irlanda del Norte, en la conferencia del G8, donde han quedado patentes sus opuestos puntos de vista sobre la guerra que está asolando a Siria y donde han firmado un acuerdo que reemplaza a otro de 1992 que acaba de expirar sobre la seguridad del material que quedó de la guerra fría.
Y ahora Barack Obama, se presenta como el adalid de la paz en la Puerta de Brandenburgo.
«Después de una extensa revisión he decidido que podemos garantizar la seguridad de Estados Unidos y nuestros aliados y mantener una estrategia disuasoria fuerte y creíble al tiempo que reducimos nuestras armas nucleares estratégicas desplegadas en hasta un tercio», y ha añadido «Tengo la intención de buscar reducciones negociadas con Rusia para avanzar más allá de las posturas nucleares de la Guerra Fría».
Para Rusia es difícil admitir esa propuesta cuando EE UU está desplegando los escudos antimisiles ante los que ella, para no ser menos, se ve obligada a acumular más misiles para demostrar su capacidad disuasoria.
«¿Cómo podemos tomarnos la idea de una reducción de armas nucleares estratégicas cuando Estados Unidos está reforzando su capacidad para interceptar estas armas nucleares estratégicas?», se ha preguntado el viceprimer ministro ruso, Dmitry Rogozin.
Además, Rusia dice que un desarme nuclear como el que postula Estados Unidos debería incluir a otros países.
Obama ha tratado también en su discurso un tema muy sensible en la Unión Europea: el cambio climático. «Nuestra generación debe avanzar hacia un pacto mundial en la lucha contra el cambio climático antes de que sea demasiado tarde», ha dicho y se ha referido a «una clase media mundial que consume cada día más energía» por lo que el esfuerzo corresponde a «todas las naciones y no sólo a algunas de ellas».
La jornada alemana de Barck Obama ha comenzado con un encuentro con la canciller alemana, Angela Merkel en el que han hablado del programa PRISM con el que EE UU ha espiado a ciudadanos europeos, entre otros y que en Alemania no ha gustado nada.
En la rueda de prensa posterior, Obama ha asegurado que el objetivo no era espiar «los mensajes corrientes de ciudadanos alemanes, ciudadanos estadounidenses, ciudadanos franceses o de cualquier otro lugar». Ha insistido en que el espionaje ha «salvado vidas» y que se han desmontado por lo menos 50 ataques en su país y en otras partes del mundo, especialmente en Alemania y que todas las operaciones fueron supervisadas por un juez.
Angela Merkel ha evidenciado su desacuerdo diciendo que hay que encontrar el equilibrio entre «privacidad y seguridad».
En cuanto a la economía, Obama ha dicho que la necesidad de equilibrar los presupuestos no debería ser un factor de distracción de la meta fundamental de las políticas económicas, que es mejorar la vida de las personas. «Todos tenemos que asegurarnos que nuestros presupuestos no están descontrolados. Todos tenemos que afrontar reformas estructurales para adaptarnos a una nueva y muy competitiva economía», ha dicho en lo que ha parecido una alusión a la canciller Merkel.
Ha hablado directamente de la necesidad de crecimiento «Todos nosotros tenemos que enfocarnos en el crecimiento (...) no perdamos de vista nuestra principal meta, que es mejorar la vida de nuestros pueblos» ha dicho Obama.