Lo que parecía ser una inminente ofensiva militar masiva de Estados Unidos contra Siria se diluye poco a poco por los obstáculos que encuentra dentro y fuera del país. El presidente Barack Obama dijo este viernes 30 que está considerando un ataque «limitado» y «restringido».
«No estamos pensando en un compromiso indefinido» ni en un despliegue de tropas en el terreno, aclaró el mandatario, al hablar sobre las acciones de respuesta al supuesto uso de armas químicas por parte del régimen sirio de Bashar al Assad.
Pero incluso concretar un ataque «limitado» no parece ser tan sencillo.
Obama evalúa el coste político que podría tener actuar por su cuenta, después de que numerosos legisladores, tanto del opositor Partido Republicano como del gobernante Partido Demócrata, le hayan exigido que consulte al Congreso legislativo antes de lanzar un ataque.
Existe un debate jurídico en Estados Unidos sobre en qué circunstancias el jefe de Estado debe contar con el aval legislativo para lanzar una ofensiva militar en el exterior.
Washington dice estar seguro de que el régimen de Al Assad fue responsable del ataque con gas venenoso el 21 de agosto contra un barrio de Damasco.
El secretario de Estado, John Kerry, dijo en conferencia de prensa este viernes que tenía una «gran confianza» en los informes de inteligencia de su país, que señalan que las fuerzas de Al Assad fueron las responsables de la masacre con armas químicas en la que habrían muerto casi 1.500 sirios, entre los que hay 426 niños y niñas.
Kerry dice que Washington contaba con pruebas «claras y convincentes» de que el gobierno sirio habría lanzado el ataque. El secretario dice que los servicios de inteligencia de su país han consultado «miles» de fuentes, muchas de las cuales se deben mantener en secreto.
Sin embargo, la agencia de noticias Associated Press (AP), citando a funcionarios de inteligencia estadounidenses, informaron el jueves 29 de que el caso contra el gobierno sirio estaba lejos de ser una certeza.
Los agentes señalaban que no podían descartar por completo la posibilidad de que el ataque en el barrio de Damasco haya sido perpetrado por rebeldes, como sostiene el régimen de Al Assad.
Según AP, los agentes de inteligencia no pudieron vincular a Al Assad o a su círculo de allegados con ninguna orden sobre el uso de armas químicas. Ni siquiera pudieron demostrar fehacientemente que estuvieran al tanto del ataque.
Por tanto, sugerían que la decisión de usar esas armas pudo haber sido tomada de forma independiente por militares de menor rango o incluso por algún comandante renegado.
La administración de Obama ha mantenido contactos con líderes del Congreso esta semana para informarles de la situación, pero no ha presentado evidencias que puedan confirmar la naturaleza del ataque o quién pueda haber sido el responsable.
Mientras, el gobierno de Obama afronta otros problemas en el exterior. La Liga Árabe se negó a comienzos de esta semana a respaldar explícitamente cualquier ataque.
La Liga solicitó al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, y a su enviado especial a Siria, Lakhdar Brahimi, que esperen las conclusiones del grupo de expertos del foro mundial que investigan el uso de armas químicas en ese país.
Los investigadores, que han recogido testimonios y tomado muestras de sangre de las víctimas, han abandonado Siria este sábado 31, ha informado Ban.
El jueves 29, el Parlamento de Gran Bretaña votó en contra de apoyar una intervención militar en Siria. El primer ministro, David Cameron, dijo que su país no se sumaría a una acción así.
Londres es desde hace mucho tiempo el aliado militar más cercano a Washington, y la mayoría de los analistas coinciden en que sería inconcebible que Obama lanzara un ataque, aunque fuera limitado, sin apoyo aliado, especialmente de esta potencia europea.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, dijo a los periodistas el jueves en Brunei que cualquier acción contra Damasco requeriría «colaboración internacional».
Se cree que la intención de Obama sería completar cualquier operación militar contra Siria antes del 3 de septiembre, cuando tiene previsto partir hacia San Petersburgo, Rusia, para participar en la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) países ricos y emergentes, que comenzará dos días después.
La mayoría de los analistas en Washington consideran altamente improbable que Obama esté dispuesto a lanzar un ataque mientras sea huésped de su par de Rusia, Vladimir Putin. Las relaciones entre Moscú y Washington se encuentran en su punto más bajo desde el colapso de la Unión Soviética en 1991.
Rusia ha sido el principal apoyo internacional de Damasco, y copreside con Estados Unidos las estancadas negociaciones entre el régimen de Al Assad y los rebeldes.
Moscú ha amenazado con vetar cualquier resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que autorice una acción militar contra Siria.
Pero quizá los obstáculos más grandes que afronta Obama sean los internos
El periódico The Hill, que informa sobre asuntos legislativos, ha publicado que 140 miembros de la Cámara de Representantes firmaron el jueves 29 una carta pidiéndole a Obama que solicite la autorización del Congreso antes de ordenar un ataque contra Siria.
«Involucrar a nuestras fuerzas militares en Siria cuando no existe ninguna amenaza directa contra Estados Unidos, y sin una autorización previa del Congreso, violaría la separación de poderes claramente establecida en la Constitución», reza la misiva.
La carta también critica a Obama por la participación de Estados Unidos en la campaña de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Libia hace dos años. Los legisladores señalan que esa operación fue inconstitucional, porque no contó con la autorización del Congreso.
En los últimos días, varios influyentes demócratas de ambas cámaras del Congreso han expresado serias reservas sobre la idea de atacar Siria, señalando que incluso una ofensiva limitada podría arrastrar a Estados Unidos a otra guerra civil en Oriente Medio. «Simplemente lanzar una fuerza militar con la excusa de 'hacer algo' no protegerá nuestros intereses en Siria», ha dicho el representante demócrata Adam Smith, miembro del Comité de Servicios Armados de la cámara baja.
Mientras, las últimas encuestas de opinión indican que hay una fuerte oposición local a una guerra en Siria.
Una encuesta realizada entre el 19 y el 23 de este mes por la agencia de noticias Reuters y la consultora Ipsos indicaba que solo una cuarta parte de los entrevistados se manifestaron a favor de una ofensiva contra el régimen de Al Assad.