Una entrevista realizada a lo largo de seis horas divididas en tres sesiones durante este mes de agosto, que ha realizado Antonio Spadaro, director de la revista jesuita Civiltá Cattolica y difundida por 16 publicaciones también de la orden. En España ha sido 'Razón y fe' la revista encargada de la traducción y difusión.
Francisco comienza definiéndose como «bastante ingenuo» y afirma que nunca ha sido «de derechas». Achaca las dudas que se han suscitado en su país, Argentina, donde ha sido acusado de «ultra conservador» a su forma de actuar cuando era joven.
Explica que tenía 36 años cuando fue nombrado provincial de los jesuitas (1976-1983). «Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista», esa forma rápida de tomar decisiones «me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador» y afirma con firmeza «pero jamás he sido de derechas».
Los homosexuales son verdaderos «heridos sociales»
Francisco retoma la pregunta que le hicieron los periodistas en el avión en el que regresaba de Río de Janeiro tras las Jornadas de la Juventud, «dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quien para juzgarla».
Ahora se reafirma y va más allá diciendo que «no es posible una injerencia espiritual en la vida personal», que el sacerdote debe acompañar con «misericordia», un término que sale varias veces en la larga entrevista.
El papa reconoce que la iglesia está obsesionada con cuestiones como el aborto, el matrimonio homosexual o el uso de anticonceptivos y dice que «no es necesario hablar de estas cosas sin cesar». Que los sacerdotes deben evitar que los votos se «acaben convirtiendo en caricaturas» que es lo que ocurre cuando la vida en comunidad se «vuelve un infierno y la castidad una vida de solterones». «El voto de castidad debe ser un voto de fecundidad».
En cuanto al papel de la mujer Francisco aboga por «ampliar espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia» y asegura que teme la solución del 'machismo con faldas', porque los discursos que se escuchan sobre el papel de la mujer están inspirados en una ideología machista. «La mujer es imprescindible para la Iglesia» asegura y habla de la necesidad de elaborar una teología profunda de la mujer.
En la entrevista el papa habla de sus gustos culturales, Dostoyesvski y Hölderlin, Mozart, Beethoven, Bach, la Strada de Federico Fellini o las películas de Anna Magnani y Aldo Fabrizi que vio cuando tenía 10 o 12 años.
De su amor por los clásicos a los que define con una cita que Cervantes pone en boca del bachiller Carrasco elogiando la historia de Don Quijote: 'Los niños la traen en las manos, los jóvenes la leen, los adultos la entienden, los viejos la elogian'.
Una larga y profunda entrevista que es posible que inquiete a algunos fieles y a algunos miembros de la jerarquía eclesiástica.