Se esperaba que este Consejo Europeo de primavera diera luz verde a la entrada de Rumanía y Bulgaria en la Europa sin fronteras, tras sucesivos retrasos, pero la decisión exige unanimidad y solo un socio, Holanda, ha vuelto a impedirlo.
«No estamos en contra de que Bulgaria y Rumanía accedan a Schengen, lo que queremos son absolutas garantías de que los criterios de Schengen se han aplicado sobre el terreno», ha dicho el primer ministro holandés, Mark Rutte, quien se ha quedado solo en su oposición en el Consejo Europeo, ya que Dinamarca ha cambiado de postura, con el nuevo gobierno socialdemócrata.
Los dos países son miembros de la UE desde 2007 y tanto la Comisión como el Parlamento Europeo y el presidente del Consejo han recomendado su ingreso en el espacio Schengen lo antes posible. Sin embargo, en su último informe presentado a principios de febrero, el Ejecutivo comunitario reclama a ambos países que realicen «más progresos» en la lucha contra la corrupción y para garantizar la independencia de sus respectivos sistemas judiciales.
Eso ha llevado a Holanda a retrasar de nuevo la decisión y esperar los resultados de un nuevo informe que elaborará la Comisión en verano. Por tanto, Bulgaria y Rumanía tendrán que esperar hasta septiembre como mínimo.