La aprobación de la ayuda de 100.000 millones de euros para la banca española por el Eurogrupo pasa inadvertida para los inversores, que tienen más en cuenta otros factores de la economía española, como la petición de ayuda de Valencia al Estado o las nuevas previsiones del gobierno que prolongan la recesión hasta 2013.
El diferencial con el bono alemán subió 30 puntos básicos en la apertura de la sesión de este lunes y se mantiene disparado sin freno y sin que los drásticos ajustes aprobados por el gobierno español tengan ningún efecto. La rentabilidad de la deuda española ya ha superado con creces la supuesta línea roja y la amenaza del rescate total de España se agranda.
Desde Madrid todas las voces reclaman una intervención rápida del Banco Central Europeo, como única fórmula para frenar la sangría de financiación española, pero desde la institución, su presidente, Mario Draghi, reitera que no es esa su función, sino «contribuir a la estabilidad del sistema financiero con una completa independencia», según ha dicho en declaraciones a Le Monde.
Draghi mantiene firme la posición del gobierno alemán, como ha ratificado este lunes el ministro de Economía, Philipp Rösler, al reproducir casi literalmente las palabras de Draghi y reiterar que no es función del BCE «resolver esos asuntos». Mientras que España paga hoy el 7,5% por su deuda, se paga el 1,14% por el «bund» alemán.