Esta semana, el comisario europeo de Comercio, Karel de Gught, visitó la región y dejó claro que todavía existen muchas diferencias.
Las problemáticas gestiones entre la Unión Europea (UE) y el grupo negociador de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), integrado por Angola, Botswana, Lesotho, Mozambique, Namibia, Swazilandia y Sudáfrica, han durado cinco años más del plazo que se fijó en 2008.
Sudáfrica se sumó a las negociaciones hace dos años, y procura mejorar los términos de los acuerdos en cuanto a productos agrícolas.
El ochenta por ciento de las importaciones de los países BLNS (Botswana, Lestotho, Namibia y Swazilandia) proceden de Sudáfrica, y estos países están unidos con Pretoria a través de la Unión Aduanera de África Austral. Por tanto, el ingreso sudafricano a las negociaciones presenta tanto dilemas como oportunidades para la integración económica regional.
La UE y Sudáfrica representan los contrapesos en las gestiones, y los países más pequeños se encuentran en medio. Entre el 14 y el 21 de junio, altos funcionarios de ambas partes se reunieron en Bruselas para alcanzar un acuerdo, pero lograron escasos progresos.
«Básicamente, nos encontramos en el mismo lugar en el que estábamos el año pasado. Nada ha cambiado que nos pueda llevar a un acuerdo», comenta Rejoice Karita, asesora del Foro de Comercio Agrícola, compañía namibia que representa al sector agroalimentario.
Las conversaciones llegaron a un impasse cuando la UE señaló que Sudáfrica no ofrecía suficiente en términos de acceso al mercado agrícola.
La UE había pedido acceso a mercados para 67 líneas arancelarias, pero Sudáfrica solo concedió 20 y estableció una cuota en algunas de ellas. Según los negociadores, el bloque europeo respondió que la oferta era escasa y pidió más.
El estancamiento de las negociaciones afecta además a la discusión sobre salvaguardas a la agricultura, que son extremadamente importantes para las economías más pequeñas de la región. Esas protecciones permiten a los países incrementar impuestos o aplicar cuotas si un inesperado aumento de las importaciones amenaza la producción local.
La UE quiere ver concesiones de la parte sudafricana en materia de acceso a mercados antes de aceptar las salvaguardas agrícolas. Pero ambas partes se niegan a ceder. Los sudafricanos están determinados a proteger su industria de lácteos y otros productos.
Según Karita, la próxima ronda de conversaciones en septiembre y octubre será crucial. «Los dos bloques tienen fuertes posiciones, y hay poco avance . Por parte de la UE se están añadiendo nuevos artículos al texto. Estas tácticas de negociación demoran el proceso, y al final de cuentas Namibia podría quedar fuera», comenta.
Otro gran obstáculo son los impuestos a las exportaciones. Frente a la competencia de China, la UE quiere asegurarse materias primas, pero las economías en desarrollo de África austral quieren imponer gravámenes al valor añadido local con el fin de reorientar sus exportaciones y así desarrollar la economía nacional.
De Gught nos dijo durante una visita a la capital de Namibia, Windhoek, que el asunto de los derechos de exportación está casi resuelto con un acuerdo para que se apliquen solo a los bienes industriales.
Pero el negociador namibio Malan Lindeque dijo que el tema no podía simplemente «descartarse». «Los impuestos a las exportaciones son un tema crucial para Namibia. Somos principalmente exportadores de materias primas y necesitamos revertir esa situación. Es crucial que avancemos hacia disposiciones más explícitas».
El negociador lamentó que la UE impusiera un plazo hasta octubre de 2014 para cerrar las negociaciones. «Debido a este lamentable plazo, algunas circunstancias no pueden acomodarse adecuadamente en las conversaciones. De todas formas, no firmaremos un acuerdo que no esté dentro de nuestros intereses a largo plazo», subrayó.
También advirtió que un mayor ingreso de bienes agrícolas europeos en Sudáfrica tendrá un impacto en el mercado de Namibia, a través de la Unión Aduanera de África Austral.
«Los productos europeos ya son extremadamente competitivos. Es más barato importar alimentos básicos de Europa que producirlos localmente. Siempre es una batalla cuesta arriba para nuestros agricultores lograr que sus productos hallen lugar en las góndolas (de los supermercados) locales, mucho más para exportarlos a la región», indicó.