La ONU señaló que, aunque la situación en el Cuerno de África ha mejorado enormemente en los últimos meses, millones de personas siguen amenazadas por la aguda escasez de alimentos, incapaces de cubrir sus necesidades básicas.
Esto se agrava por la inseguridad y por la escasez de lluvias, señala el foro mundial, que alerta además de que, si las agencias no redoblan sus esfuerzos, habrá una nueva catástrofe humanitaria.
«Aunque ya no están presentes las condiciones de hambruna, no debemos equivocarnos. La ausencia de una hambruna no significa que la población no esté en crisis», dijo Mark Bowden, coordinador humanitario de la ONU para Somalia. «Hoy, 2,51 millones de personas todavía están necesitando ayuda con urgencia, y otros 1,29 millones podrían también caer en la crisis si no hay una asistencia sostenida», añade.
Bowden, que habló en Nairobi en vísperas de que la ONU haga este jueves oficialmente su petición de donaciones por 1.160 millones de dólares para Somalia, subrayó que los esfuerzos deben ser sostenidos para consolidar lo logrado hasta ahora.
Según la ONU, en los 90 días que transcurridos desde que se declarara hambruna en ese país el 20 de julio del año pasado, el número de somalíes beneficiados con ayuda se triplicó hasta sumar 2,6 millones, mientras que cientos de miles de niñas y niños desnutridos recibieron complementos alimenticios.
«Las campañas masivas de vacunación redujeron casi un 50 por ciento los casos de sarampión. Para noviembre, 500.000 personas en las zonas afectadas de Bay, Bakool y Baja Shabelle habían dejado de estar en condiciones de hambruna», informó Bowden, que añadió «La situación siguió mejorando, en gran medida debido al envío efectivo de ayuda bajo circunstancias extremadamente difíciles y gracias a una excepcional cosecha a comienzos de año (...) Necesitamos terminar el trabajo. Lo comenzamos cuando anunciamos la hambruna el año pasado, y ahora actuamos para consolidar lo logrado y romper el ciclo de crisis recurrentes. Para hacer esto, debemos asegurar la subsistencia de las personas», señala.
Bowden dice que la mitad de la suma necesaria ha sido ya redogida, pero insiste en que el resto es vital para asistir a 3,8 millones de somalíes hasta finales de este año.
Los trabajadores «humanitarios necesitan esos fondos para proveer de una urgente asistencia a los más vulnerables, además de darle a Somalia la capacidad para afrontar futuras sequías y otros impactos», dijo.
Este viernes 20 se cumplirá un año desde que fue declarada la hambruna. La sequía ha prevalecido en todo el Cuerno de África y se considerada una de las peores en 60 años. Se vio agravada por los altos precios de los alimentos y por la inestabilidad de la región.
El secretario permanente del Ministerio de Agricultura de Kenia, Romano Kiome, dice que la situación alimentaria en el Cuerno de África sigue siendo precaria. «La situación en la mayor parte de Kenia es también desfavorable como consecuencia de las pocas lluvias. El gobierno se ha visto obligado a elaborar una estrategia para distribuir comida. Tenemos a un considerable número de regiones donde hay gran escasez», nos dijo .
Kiome dice que la situación en Somalia se ve agravada por el conflicto . «La seguridad en Somalia es todavía muy preocupante, y nosotros apoyamos el llamamiento de la ONU para sostener a largo plazo las actividades humanitarias en ese país».
Kenia, apoyada por las fuerzas de la Unión Africana, libra una guerra contra el grupo islamista Al Shabaab en Somalia, donde el conflicto lleva más de 20 años.
La mayoría de los somalíes todavía viven en campamentos para refugiados y siguen dependiendo de la ayuda de las agencias internacionales. Muchos no han podido regresar a sus aldeas y prefieren permanecer en los campamentos, en los que reciben suministros médicos y alimentos. Estadísticas divulgadas este martes por la ONU muestran que más de un millón de somalíes huyeron a países vecinos durante la hambruna.
Bowden advirtió de que, en algunas partes de Somalia, la situación alimentaria se deterioraron a consecuencia de las escasas lluvias entre abril y junio, que no solo tardaron en llegar sino que cayeron en forma desigual en el territorio. «No esperamos que el sur de Somalia caiga en una hambruna en los próximos meses. Pero eso de ninguna manera debería reducir la urgencia», aclara.
Bowden señala que, al proveer de sustento a los somalíes, las agencias de ayuda pueden tomar medidas para impedir que futuras sequías deriven en crisis humanitarias.
«Necesitamos ayudar a 2,51 millones de personas para que cubran sus necesidades básicas, como agua potable, saneamiento y atención médica. Debemos asegurarles un sustento a las personas que se han quedado con pocos o ningún recurso tras la sequía y el conflicto», afirma.