Bruselas ha revisado a la baja sus previsiones de primavera y, aunque pretende ser optimista, no ha debido encontrar grandes argumentos hasta el punto de que la nota de prensa difundida sobre el asunto se titula «navegando sobre aguas turbulentas».
Y así es el panorama que pinta la Comisión Europea. El crecimiento económico ya no será un hecho en 2012 y será muy muy tímido en 2013, un aumento del PIB del 0,4% en la UE y un 0,1% en la eurozona. La verdadera recuperación económica se retrasa a 2014 cuando se estima que el crecimiento del PIB en la UE llegue al 1,6% en la UE y al 1,4% en la zona euro.
Alemania crecerá un 0,8%, Francia un 0,4% y Reino Unido un 0,9%, mientras que España e Italia seguirán en recesión. Los países rescatados por la UE evolucionan de forma desigual. Grecia sigue empeorando su situación y su crecimiento se hunde un 4,2%, Portugal retrocede un 1% e Irlanda ya se recupera y crece un 1,1%.
En conjunto, el déficit público se va acercando al 3% fijado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y el año que viene, de media, incluso será menor de esa cifra en la eurozona, pero las diferencias entre los Estados miembros son muy grandes. Los niveles de deuda pública seguirán lejos del objetivo y en 2013 alcanzarán el 95% en la eurozona y el 89% en la UE.
El proceso de estabilización sigue su marcha, según el informe, pero va muy lento. Hay progresos a la hora de reducir los desequilibrios, se recupera algo la competitividad y todas las esperanzas se ponen en las exportaciones, que van bien, como única forma de compensar la demanda interna que sigue sin animarse.
Pero la CE avisa de que no hay que dormirse en los laureles. Al presentar el informe, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Olli Rehn, ha señalado que «el estrés del mercado se ha reducido pero no hay margen para la complacencia. Europa debe continuar combinando políticas presupuestarias sólidas con reformas estructurales para crear las condiciones de un crecimiento sostenible que reduzca el paro desde los actuales niveles inaceptables».
Las previsiones de desempleo, efectivamente, son negativas. El paro seguirá creciendo en Europa hasta el 11%, una media que desestabilizan las cifras previstas para España (26%) y Grecia (24%).
España no cumplirá los objetivos de déficit
Los datos ofrecidos por la Comisión Europea para España suponen un duro golpe para el gobierno español porque apuntan cifras muy lejanas y mucho más pesimistas. Las previsiones de otoño de Bruselas dicen que la economía española se contraerá este año un 1,4%, lo mismo que el año que viene, frente al 0,5% previsto por el ejecutivo de Rajoy. El crecimiento, aunque tímido llegará en 2014, cuando el PIB aumente un 0,8%. Malas perspectivas que además llevan a presentar unos datos de déficit público que dejan la credibilidad del gobierno español en entredicho. Lo pactado para los próximos tres años no se cumplirá, según las estimaciones de Bruselas y el déficit de España se situará en 2014 en el 6,4% del PIB, «muy por encima» del objetivo del 2,8% pactado por la UE, según ha admitido Rehn.
El comisario europeo no ha querido valorar el incumplimiento y ha insistido en que Bruselas estudia «si se han adoptado medidas eficaces por lo que se refiere al esfuerzo estructural de reducción del déficit». Se supone que si la Comisión llega a la conclusión de que la actuación del gobierno español ha sido correcta, se dará más tiempo a España para cumplir los objetivos. Si no es así, Bruselas exigirá nuevos recortes.
El informe de previsiones dice que no se avanza en la consolidación fiscal en España porque los ahorros conseguidos quedan sin efecto por la caída de ingresos y el pago de intereses de la deuda. Demoledor también su análisis de la situación del paro, que «está afectando ahora al empleo fijo tanto como al temporal» y «a todas las ramas de actividad» y aumenta el paro de larga duración, que ya supone el 50%.