Dijsselbloem se quedó un poco descolocado con el recibimiento que le esperaba en Atenas. Llegar al Gobierno no ha cambiado mucho a los líderes griegos que están dispuestos a renunciar al último tramo de 7.200 millones de euros del rescate para salir de la política de austeridad a la que obliga el Memorando de entendimiento firmado con la 'troika'.
En una rueda de prensa, en la que a Dijsselbloem se le notó evidentemente incómodo, Varoufakis se ratificaba en el deseo del Gobierno griego de negociar una reducción de la deuda. Aseguró que habían sido elegidos por la promesa de poner fin a la austeridad y que ahora no van a dar marcha atrás pidiendo una prolongación de ese mismo programa que les obligaría a seguir con igual o mayor política de austeridad.
Varoufakis aclaró que había asegurado a Dijsselbloem que Atenas planea aplicar reformas para hacer que la economía sea más competitiva y tener presupuestos equilibrados pero que no aceptaría «una crisis autoalimentada» de deflación y deuda no viable.
Mientras que el holandés jefe del Eurogrupo, Dijsselbloem, decía que «ignorar los acuerdos previos no es el camino a seguir». Pero las negociaciones no han hecho más que comenzar y cada parte está marcando su territorio.
El gobierno griego quiere que las condiciones dejen de dirimirse en 'petit comité' y salgan a la luz pública para lo que ha pedido una conferencia internacional en la que se pueda plantear la eliminación de una parte de su deuda y la de otros Estados miembros.
Como se hizo en 1953 en Londres cuando se redujo la deuda germana a la mitad y se suspendió el pago de intereses hasta la reunificación alemana.
Y no fue la primera vez. Cuando terminó la I Guerra Mundial, el Tratado de Versalles de 1919 exigió a Alemania el pago de indemnizaciones a los vencedores. Estados Unidos prestó dinero a la República de Weimar. El resultado fue una burbuja crediticia que reventó en los años 30 con consecuencias devastadoras para la economía mundial. Alemania terminó de pagar esa deuda en 2011.
Pero ahora nadie quiere recordar aquello. Es otro momento y otro país.
Dijsselbloem contestó a la petición de una conferencia internacional diciendo que «ya existe, y se llama Eurogrupo». Algo así como que lo que pasa en el euro se queda dentro del euro, ya que el Eurogrupo es el conjunto de ministros de finanzas de la zona euro .
Mientras tanto, hemos visto cómo la presión sobre Grecia ha pasado de ser cosa de los países del norte a ser asunto de los del sur, precisamente los que también han sido rescatados. Probablemente no quieren que sus ciudadanos les puedan pedir explicaciones por no haber tomado medidas contrarias a la austeridad.
El ministro de economía español, Luis de Guindos, se ha convertido en un estricto defensor de la ortodoxia del ajuste y de la devolución de la deuda:
«El planteamiento es exactamente igual antes y después de las elecciones»; «Hemos llevado a cabo cuatro modificaciones [de la deuda griega], ampliando plazos y reduciendo coste de financiación»; «Le hemos dado a Grecia 210.000 millones de euros, de los cuales 26.000 millones de euros son de España», ha dicho en diversas ocasiones.
Por su parte, el primer ministro de Portugal Passos Coelho, también repite que su país prestó 1.100 millones de euros a Grecia y no va a renunciar a que se los devuelva. Los países que más dinero prestaron fueron Francia, 42.000 millones y Alemania, 56.000 millones de euros.
Las conversaciones y los encuentros continuarán la próxima semana. El ministro de Finanzas, Varoufakis, viajará a Londres, París y Roma, y Tsipras estará el martes en Roma donde hablará con su homólogo Matteo Renzi, y el miércoles irá a París para entrevistarse con el presidente François Hollande. Por el momento en las agendas no está Alemania.