La comunidad internacional no ha hecho nada para detener los asesinatos y las torturas contra niños y niñas en Siria, lamenta la secretaria general adjunta de la ONU y representante especial para la infancia y los conflictos armados, Radhika Coomaraswamy.
La funcionaria fue nombrada en abril de 2006, y desde entonces ha visitado Filipinas, Iraq, Nepal, República Centroafricana, Sri Lanka, Uganda y otros países para conocer de primera mano la situación de los niños y niñas en esos países. «Sobre el asesinato, la mutilación, las torturas y las ejecuciones sumarias de niños y niñas en Siria no se ha hecho nada», nos dice
En marzo pasado usted visitó Sudán del Sur. El Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA, por sus siglas en inglés) firmó un acuerdo con el foro mundial para liberar a todos los niños y las niñas de sus filas. Ese es uno de los objetivos de su oficina, establecer un diálogo con todas las partes. ¿Ha sido efectiva esa estrategia?
Radhika Coomaraswamy- Hemos tenido éxito. Tenemos unos 17 planes de acción, y en 2011 varios miles de niñas y niños fueron liberados en la República Centroafricana, Chad, Colombia, la República Democrática del Congo, Birmania, Sudán del Sur y Sudán, a través de los esfuerzos de desmovilización de la ONU.
Este es un proceso mandatado por el Consejo de Seguridad. Consiste básicamente en que el Consejo le pide a la Secretaría General que elabore una lista de grupos que reclutan a niños y a niñas como soldados. El SLPA fue incluido en esa nómina.
Para salir de la lista, el grupo debe participar en un plan de acción con el que se verifica que ya no hay niños en sus filas. Así que, básicamente, eso es lo que hicimos. Firmamos un acuerdo con ellos para liberar a los menores.
La situación en Sudán del Sur es diferente de la de Sierra Leona y Liberia. Muchos jóvenes se unen (al SPLA) y se involucran por la falta de otras oportunidades, y el SPLA tiene una política flexible que les permite ingresar. Actualmente (en Sudán del Sur), la gran parte de los casos no son de secuestro ni de reclutamiento de niños, como ocurre en Sierra Leona y Liberia.
En el último informe de la ONU sobre las repercusiones de los conflictos armados en la niñez, las fuerzas del gobierno de Siria fueron denunciadas por matar y mutilar niños, además de atacar escuelas y hospitales. ¿Cuál considera que es la mejor forma de encarar este tema?
RC: Lo más importante en este momento en Siria es, frenar el combate, y para hacer eso tenemos que intentar reanimar rápidamente el proceso político y detener el enfrentamiento entre las dos partes.
Solo después de eso se puede pensar en el mantenimiento de la paz o en cualquier cosa que decida la comunidad internacional.
¿Cuánto se ha logrado hasta ahora?
RC: En Siria nada, absolutamente nada, y ese es el problema y esa es la verdadera preocupación, una preocupación humanitaria. Sobre el asesinato, la mutilación, las torturas y las ejecuciones sumarias de niños y niñas no se ha hecho nada, y por eso hemos hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que hable con una sola voz.
Los miembros del equipo técnico (enviado por la ONU a Siria) pudieron reunirse con refugiados, con personas que habían cruzado la frontera. Se entrevistaron con niños víctimas, y tomaron sus declaraciones sin la presencia de adultos.
Evaluaron la credibilidad de esos niños, en algunos casos de tortura todavía tenían marcas físicas. Se formaron una buena idea de lo que estaba ocurriendo.
En el mismo informe, Nepal y Sri Lanka ya no integran la «lista de la vergüenza». ¿Cuál debería ser el próximo paso en el proceso hacia la paz y la reconciliación?
RC: En Sri Lanka, por ejemplo, había dos grupos en la lista, los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil-Eelam y Tamil Makkal Viduthalai Pulikal (TMVP).
Con respecto a los Tigres, todos habían muerto al fin de la guerra civil, no quedó ningún líder, así que no tenía sentido mantenerlos en la lista. El TMVP se integró a un plan de acción de la ONU y finalmente este año un equipo viajó y confirmó que todos los niños habían sido liberados, y por lo tanto quedó fuera de la lista. Ahora los programas humanitarios continuarán el trabajo, pero las listas en estos casos ya no tienen sentido.