«Nicolás Muller. Obras maestras», Sala Canal de Isabel II
Madrid, hasta el 23 de febrero de 2014
La exposición que presenta la Sala Canal de Isabel II en colaboración con La Fábrica sirve para celebrar el centenario del nacimiento de este genial fotógrafo húngaro. La muestra es el resultado de una amplia labor de investigación y catalogación de su archivo fotográfico personal, formado por más de 14.000 negativos, del que se han seleccionado unas 125 imágenes en blanco y negro, para la exposición. en colaboración con la Fábrica
Además de las fotografías se ha preparado una vídeo-proyección que recoge una entrevista en la que el propio Nicolás Muller va narrando sus experiencias a lo largo de su extensa vida. La exposición se completa con numerosos documentos, objetos y fotografías antiguas que pertenecen a su hija, la también fotógrafa Ana Muller y que generosamente ha cedido para la exposición.
Con motivo de esta muestra se ha editado un cuidadoso catálogo con dos textos, uno del comisario y otro del propio artista así como una detallada biografía del autor. Esta exposición viajará, el próximo año, al Jeu de Paume. Hors les Murs de la ciudad francesa de Tours, donde se podrá ver durante los meses de noviembre a mayo de 2015.
Las fotografías permiten seguir los pasos de Muller, que comienzan en su Hungría natal, de la que escapó huyendo del nazismo. Sus primeros trabajos muestran una mirada que parte del constructivismo, pero que se va «dulcificando» con el tiempo, como se comprueba a lo largo del recorrido. Pío Baroja, Camilo José Cela o Azorín fueron algunos de los personajes a los que inmortalizó. Muller junto a Català-Roca está considerado «uno de los padres del fotoperiodismo moderno».
El enfoque del fotógrafo húngaro es «humanista» y muy cercano al pueblo. Y es que sus fotos constituyen un certero retrato social, donde encontramos protagonistas como lavanderas, niños o las manos de los trabajadores del campo. Asomarse a la obra de Muller es acercarse de una forma excepcional a las gentes humildes de lugares como Marruecos, Francia, Portugal y España, país en el que se asentó en 1947 y cuya geografía recorrió con su cámara, hasta su fallecimiento en el año 2000.
La retrospectiva finaliza con una muestra de objetos personales de Muller, entre los que destaca su maleta, testigo de sus viajes, además de algunos retratos que realizó cuando estaba instalado en su estudio de la madrileña calle Serrano.