Negociar con los talibanes para salir de Afganistán

Después de una década de intervención internacional en Afganistán, ha llegado el momento de reconocer el continuo deterioro de la seguridad y de la situación socio económica del país y asumir que es necesario implicar a los afganos en la estrategia de salida, incluyendo en las negociaciones a los talibanes.

Esto es solo una parte del polémico informe que se ha aprobado en el Parlamento Europeo, en el que se acusa a las fuerzas de la coalición de haber «calculado mal sus opciones en el país» y de ser percibidas por la población como una fuerza de ocupación.

una calle un día cualquiera, una fila de motocarros esperando clientes
Kandahar (Afganistán)/Foto:ECHO/CE

Es necesario un cambio en la relación de las fuerzas internacionales en Afganistán y un mayor acercamiento a los civiles para preparar la estrategia de salida del país. Los europarlamentarios creen que hay que hacer un replanteamiento radical de la estrategia de salida contando con los afganos sin excluir a los talibanes.

En el polémico informe, que ha aprobado la comisión de Asuntos Exteriores, con muchas enmiendas, se llega a la conclusión de que la responsabilidad de la actual situación en Afganistán se debe a los errores de cálculo de las fuerzas de coalición. «Se ha subestimado la importancia de las fuerzas de los talibanes y se ha sobrevalorado la capacidad del gobierno de Karzai para garantizar la gobernanza del país, de ahí, que el trabajo de reconstrucción y desarrollo haya quedado relegado a un segundo plano».

La única solución posible a estas alturas es política y debería pasar por negociaciones con los Talibanes y otros grupos de combatientes y grupos políticos que den pruebas de querer terminar con la guerra civil. Las tres únicas condiciones que deberían respetar los interlocutores serían, rechazo expreso de Al-Qaida así como de cualquier otro grupo terrorista, eliminar el cultivo del opio y respetar los derechos humanos fundamentales.

Es importante un mayor acercamiento entre los militares y la población civil, con medidas más concretas que lleven a la erradicación de la pobreza y la discriminación de las mujeres.

Los eurodiputados han analizado también el tortuoso camino que sigue la ayuda internacional incluida la de la UE, que se acaba perdiendo debido a elevados pagos a intermediarios, a la corrupción, a servicios de seguridad muy caros o a facturas que se engordan. Les parece un acierto la decisión internacional de que el 50% de la ayuda se canalice a partir de 2012 por medio del presupuesto nacional afgano.

Los costes colosales de la guerra, que se calculan en más de 300 mil millones de dólares entre 2001 y 2009, equivalente a 20 veces el PIB de Afganistán, ocupan una parte importante del informe. El aprovisionamiento militar estadounidense está en manos privadas y eso permite «alimentar las extorsiones y la corrupción en favor de los señores de la guerra y la mafia local. Para que finalmente una buena parte de los 2.300 millones de dólares del sector logístico militar en el país llegue a manos de los comandantes talibanes». Critican también los intentos de EE UU de «decapitar» a los cabecillas insurgentes utilizando fuerzas especiales estadounidenses y milicias locales con un estatuto jurídico incierto, que causa víctimas civiles y desacredita la intervención internacional.

El texto deplora la mala formación de los policías y la forma de reclutarlos, algo que hacen servicios de seguridad privada de Estados Unidos. La tasa de analfabetismo y el consumo de opio entre la policía nacional afgana es muy elevado.

Por último, el informe señala que se deberían promover cultivos sustitutorios entre los cuatro millones de afganos que viven de cultivar opio.

El informe ha sido aprobado por 60 votos a favor, i en contra y 5 abstenciones. Se deberá aprobar en sesión plenaria en diciembre.