El baloncesto español está de enhorabuena. Tras ocho años acaparando una importante gama de títulos y medallas en muchos de los grandes torneos y en prácticamente todas las categorías tanto femeninas como masculinas, el país se ha ganado el derecho a poder organizar un evento como el Mundobasket. En él, 24 selecciones de los cinco continentes aguardan su oportunidad para firmar una más que honrosa participación y llevarse un torneo cuyos favoritos, a ciencia cierta, podrían contarse con los dedos de una mano.
Este sábado tendrá lugar el 'chupinazo' de salida de la competición en las cinco ciudades que albergarán los encuentros de la primera fase: Bilbao, Barcelona, Granada, Sevilla y Las Palmas de Gran Canaria.
La provincia vizcaína se ha volcado con el evento gracias a que la visita la que es, sin lugar a dudas, la gran favorita para levantar el trofeo a mediados del próximo mes: Estados Unidos. El megaequipo de Krzyzewski, sin LeBron James, Carmelo Anthony, Dwyane Wade, Kobe Bryant o Chris Bosh, cuenta con todas las papeletas para ostentar el primer puesto del grupo C gracias a la aportación más que asegurada de una nómina de jugadores de sobra contrastados: Stephen Curry, escolta de los Warriors, Derrick Rose, base de los Bulls, Kyrie Irving, base de los Cavaliers o DeMar DeRozan, alero de los Raptors, componen un envidiable juego exterior al que se suma la potencia de sus hombres más altos, como el joven pívot Anthony Davis, todo un icono en Nueva Orleans pese a su precocidad. Cualquier cosa que no sea la consecución del oro será considerado como un fracaso monumental para el gigante americano, lo que ayuda a identificar cuál es el principal enemigo de los estadounidenses: la presión.
El resto del grupo C está compuesto por equipos que se encuentran a años luz del baloncesto norteamericano. El azar, tan caprichoso como de costumbre, ha querido que uno de los rivales de Estados Unidos sea Turquía, su rival en la final del Mundobasket de 2010. Los turcos se apoyarán en un puñado de jugadores de sus tres mejores equipos, Galatasaray, Fenerbahce y Anadolu Efes, para conseguir el pase a octavos de final. Asik es el único jugador de dicha selección que ha cruzado el Atlántico y tendrá la casi imposible misión de liderar al equipo como lo hacía Turkoglu.
Dos de las gratas sorpresas del último Eurobasket, Finlandia y Ucrania, estarán en la línea de salida junto a estadounidenses y turcos. Ambos equipos parten con el único objetivo de superar la ronda de grupos y hacer daño en las eliminatorias. Nueva Zelanda, semifinalista en 2002, contempla imposible repetir la proeza y la República Dominicana parece, a priori, la cenicienta del grupo.
El grupo de España, el de la muerte
Quien no salió nada beneficiada del sorteo fue la selección anfitriona. A pesar de que contará con el calor del sabio público granadino durante la primera fase, el hecho de que la 'ÑBA' se tenga que medir con rivales peliagudos como Francia, Serbia o Brasil pone en peligro el objetivo marcado para la primera semana de la competición: liderar el grupo A. El evento se antoja tan importante que ni siquiera los Gasol, Serge Ibaka o Ricky Rubio han querido perdérselo a pesar del excesivo número de minutos que han tenido que soportar en las canchas de la NBA. Orenga contará con un equipo más que unido, equilibrado en el balance juego exterior – pintura y, sobre todo, que juega de memoria.
Acompañando a España en el grupo A se encuentra Francia, vigente campeona de Europa. El equipo galo, archienemigo de sus vecinos del sur, remará para llegar, una vez más, a las rondas finales de la competición. Sin embargo, parece difícil que el próximo 14 de septiembre sean ellos los que se coronen vencedores porque han perdido a varios de sus mejores hombres por el camino: a las ausencias aseguradas de Tony Parker y Joakim Noah se sumó la de De Colo en uno de los partidos de preparación.
Teodosic o Bogdanovic volverán a ser de la partida para una selección serbia que intentará reeditar, como mínimo, las semifinales del Mundobasket de 2010 en Turquía. Los balcánicos podrían jugarse el primer puesto junto con España en una última jornada de la liguilla que podría ser de infarto. De alcanzar las eliminatorias, podrían apear a cualquiera. Pero que nadie descuide tampoco a Brasil, que de la mano de Marcelino Huertas, Tiago Splitter y Anderson Varejao puede subirse al carro de los animadores del torneo.
Irán y Egipto tienen muy pocas opciones de conseguir promocionar a octavos de final. El dilema de ambos es saber si podrán evitar la última plaza del grupo. Serán los rivales contra los que España debute en la competición este fin de semana.
Grecia, Croacia, Eslovenia y Lituania, eternas candidatas
En el grupo B, que tendrá como sede Sevilla, se medirán dos de las potencias de los Balcanes: Grecia y Croacia. Los helenos, a las órdenes de Katsikaris, echarán de menos a Papaloukas, Diamantidis y Spanoulis, referentes todos ellos de la edad de oro del baloncesto de su país. Los croatas se apoyarán en la mejora del rendimiento de Ante Tomic en el Barcelona para buscar la primera gran participación mundialista tras su independencia.
El problema de ambas selecciones se llama Argentina. Aun sin Ginobili, y con una de las plantillas más débiles de los últimos años, a los sudamericanos no se les puede dar por muertos. Jamás. Scola, Nocioni o Prigioni, conocedores todos ellos de la Liga ACB, serán bazas muy importantes, pero no tanto como su afición, que nunca falla.
Puerto Rico, Senegal y Filipinas están inscritos a su vez en el mismo grupo. Los americanos son los mejores del trío y la posibilidad de dar algún disgusto a argentinos, griegos o croatas no es para nada despreciable si Barea y Daniel Santiago están enchufados. Africanos y asiáticos, por su parte, no entran en las quinielas para ocupar uno de los cuatro primeros puestos que garantizan un billete para octavos. Su situación es parecida a la de Egipto e Irán.
Lituania y Eslovenia, en otro orden de cosas, son los mejores combinados del grupo D. Los ex soviéticos, subcampeones de Europa en 2013, destacan más por su fortaleza como escuadra que por apariciones individuales. Costará deshacerse del recuerdo de Jasikevicius, pero a Kazlauskas, el preparador lituano, eso no le importa. Confía en los pocos complejos de Valanciunas, en la experiencia de los hermanos Lavrinovic, Jasaitis y Jankunas, y en la progresión constante de jugadores como Montiejunas o Juskevicius. ¿El objetivo? Lo irán marcando los partidos. En esta situación también se encuentra una selección eslovena que podría ser más potente de no ser por la no participación de Erazem Lorbek, que ha sufrido una lesión de rodilla que, además, pone en peligro su continuidad en el mundo del baloncesto.
Australia, un clásico de las grandes citas, podía aprovechar las bajas de sus dos máximos rivales para colarse como primera en octavos, encontrándose así en una situación más cómoda para acceder a las rondas finales. Sin embargo, el capítulo de lesiones también ha hecho mella en la selección oceánica y ni Mills ni Bogut viajarán a España. Finalmente, México, Corea del Sur y Angola, los más vulnerables del grupo D, se jugarán el pase en los enfrentamientos directos entre ellos. Los africanos, eso sí, cuentan con la ventaja de estar más acostumbrados a batallar en estas lides.