En 2010 Telefónica compró el operador brasileño de teléfonos móviles Vivo, en la operación de compra se incluyó una cláusula en el contrato en la que se especificaba que ambos operadores no competirían entre sí en España y Portugal.
Hicieron todo lo contrario de lo que las normas de libre competencia señalan, es decir en lugar de competir por el mercado proporcionando condiciones más ventajosas a los consumidores, las dos operadoras de telefonía dejaron el camino despejado a la otra.
Según la CE cometieron una de las infracciones más graves contra las normas de competencia de la UE que lleva a precios más elevados y menos capacidad de elección de los clientes.
Telefónica y Portugal Telecom son los mayores operadores en los respectivos países y tienen un campo de acción muy limitado en el país del otro.
Para fijar las multas la CE ha tenido en cuenta la duración de la infracción que fue de 4 meses (hasta que la CE abrió expediente) y la gravedad, incluido el hecho de que no mantuvieron el acuerdo en secreto que fue una circunstancia atenuante. Las multas son de 66.894.000 euros para Telefónica y 12.290.000 euros a Portugal Telecom.