Profesores, catedráticos y expertos vinculados a bancos, empresas o al Vaticano forman el equipo con el que excomisario europeo tendrá que sacar a Italia de la crisis. Así espera que su gobierno «pueda contribuir a la serenidad y a la cohesión, ya que se está saliendo de una fase que se ha caracterizado por la exasperación entre las fuerzas políticas».
De modo que ahora, el administrador general del banco Intesa San Paolo dirigirá un superministerio que une Desarrollo e Infraestructuras, un profesor de Derecho Sanitario se convierte en ministro de Sanidad, el rector de la Universidad Católica de Milán tiene la cartera de Bienes Culturales y un almirante se ocupará de la Defensa. Todo el gabinete está formado por tecnócratas, once con responsabilidades directas en áreas de gobierno y otros cinco, sin cartera.
«Durante la ronda de consultas he llegado a la conclusión de que la no presencia de políticos en el Gobierno lo agilizará, quitará un motivo de preocupación», dice el economista Monti, quien no ha tenido prejuicios para adjudicarse el ministerio de Economía y Finanzas, sobre el que recae la principal responsabilidad para aplicar los ajustes comprometidos con Bruselas y para devolver la confianza a los mercados financieros.
Este jueves, el nuevo presidente del Consejo de Ministros se someterá a un voto de confianza en el Parlamento, donde cuenta con el apoyo de las principales fuerzas políticas. Monti quiere que su gobierno llegue a agotar la legislatura en 2013.