En el Consejo europeo del pasado julio se había pedido a los líderes de la eurozona que aportaran sugerencias para salir de la situación en la que se encuentra la zona euro. El presidente francés, Nicolás Sarkozy, que ha sufrido los bandazos de los mercados en los últimos días con los rumores de una rebaja en la calificación de su deuda y la canciller alemana, Angela Merkel, que ha visto hoy mismo una desaceleración en el crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB) se han apresurado a poner en común sus ideas para frenar las turbulencias de los mercados.
«En la situación actual hay razones objetivas y luego rumores y especulaciones - ha dicho Sarkozy en la rueda de prensa posterior a la reunión- Tenemos la voluntad de combatir ese fenómeno de manera total y completa, así como devolver al conjunto de la zona euro a la senda del crecimiento».
Entre las conclusiones está la creación de un «gobierno económico» constituido por un consejo de jefes de Estado y de Gobierno que se reunirá dos veces al año y con una presidencia estable que tendría una duración de dos años. La primera presidencia de esa nueva instancia la podría asumir el actual presidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy.
Otra medida que han dicho que es «prioritaria» para ambos es la creación de un impuesto a las transacciones financieras. También aplicarán a las empresas a partir de 2013 un impuesto de sociedades que será igual en los dos países, como demostración de la «convergencia franco-alemana».
Antes del verano de 2012, proponen que los países de la zona euro adopten la llamada «regla de oro». Que en las Constituciones de los diecisiete figure la obligación de establecer un techo para la deuda. Eso significaría un cambio en la Carta Magna de muchos países. Una decisión difícil de adoptar en algunos, entre ellos España, quizá por eso la canciller Merkel ha especificado Constituciones o textos jurídicos que obliguen al cumplimiento.
La actitud ha sido de un moderado optimismo «No hace falta ver únicamente las cifras trimestrales», ha dicho Merkel, que ha señalado que se ha alcanzado casi el nivel de antes de la crisis. Se han declarado firmes defensores del euro e impulsores del crecimiento en la eurozona y han rechazado la emisión de los tan traidos y llevados eurobonos que no consideran una solución para «hoy», según Sarkozy podrían poner en «grave peligro» la calificación de los países más solventes.