«¡Viva la juventud francoalemana, viva la juventud europea!», dijo en francés Merkel. ¡Viva la amistad francoalemana!», dijo en alemán Hollande. Una y otro terminaron así sendos discursos llenos de llamadas al europeísmo y al reconocimiento de lo que ha avanzado Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
«Cuando De Gaulle pronunció su discurso yo tenía 8 años, vivía en Brandeburgo, en la antigua RDA, el muro de Berlín tenía un año y la división de Alemania parecía cimentada», dijo Merkel. «Entonces, la idea de que algún día yo hablara ante ustedes como canciller de una Alemania unida era una utopía irrealizable».
Hollande resaltó las figuras de De Gaulle y del primer canciller alemán de la posguerra, Konrad Adenauer. «Ambos querían la paz entre nuestras naciones, no para su generación sino para siempre», dijo el presidente francés.
El presidente francés y la canciller alemana se han esforzado en subrayar la idea de que aquel espíritu de reconciliación es el que ha mantenido y mantiene a Alemania y Francia al frente de Europa, a pesar de las evidentes diferencias de concepción de Europa que demuestran una y otra vez. Son como «un viejo matrimonio» en el que es normal que a veces haya diferencias, en palabras de Hollande que Merkel apoyó al decir que «no estamos tan lejos el uno del otro».
Pero las buenas palabras se las llevó el viento en cuanto tuvieron que pronunciarse sobre lo inmediato: la supervisión bancaria en la UE. Ambos están de acuerdo en que es necesaria para la recapitalización bancaria, pero no en los plazos de su puesta en marcha. «Cuanto antes, mejor», dijo Hollande. «Para mí, lo importante es la calidad. No sirve de nada hacer algo muy rápidamente y que no funcione», respondió la canciller alemana. Ambos han renovado su apuesta por la integración europea, pero siguen orientaciones distintas.
Había otro asunto espinoso sobre el que pronunciarse, pero la canciller y el presidente esquivaron como pudieron las preguntas sobre la fusión de los gigantes del armamento europeo EADS (con capital alemán, francés y español) y la británica BAE Systems, que tendría unas ventas de 90.000 millones anuales. Merkel y Hollande han asegurado que las consultas siguen y esperan tener una respuesta pronto. De hecho, según las reglas de fusiones del Reino Unido, el plazo acaba el 10 de octubre.