Merkel ha querido sentar las bases de lo que será su política en el nuevo curso y se ha demostrado firme en sus convicciones. En una comparecencia ante los medios informativos, ha reiterado posiciones ya conocidas y, al parecer, inamovibles, a pesar de los malos resultados que los programas de ajuste están dando en la eurozona.
Pero ella es optimista, dice que el aumento de las exportaciones en España y Portugal son una buena señal. Con todo, reconoce que la reducción del déficit tiene consecuencias negativas a corto plazo en el crecimiento económico, pero los recortes y las reformas, en su opinión, son necesarios para recuperar la competitividad. Así que Merkel recomienda mantener la hoja de ruta reformista y fomentar el crecimiento y la creación de empleo sin que cueste dinero.
La canciller ha justificado la intervención del Banco Central Europeo en el mercado secundario, por las «perturbaciones sistémicas» que reflejan los diferentes tipos de interés que pagan los países de la eurozona para colocar sus bonos soberanos. De modo que entiende las operaciones extraordinarias del BCE aunque excedan su competencia en la política monetaria.
No ve la canciller contradicción entre su posición y la del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, opuesto a los planes de Draghi. Merkel defiende su derecho a opinar y asegura que el banquero trabaja para conseguir que el euro sea una moneda estable.
Sobre los planes para avanzar hacia la unión bancaria, la jefa del gobierno alemán ha reiterado las palabras de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, sobre la improbabilidad de que el supervisor bancario europeo, vinculado al BCE, pueda empezar a funcionar en enero de 2013, como propone la Comisión Europea. Merkel dice que requiere tiempo alcanzar un cierto nivel de calidad en el nuevo organismo.