No necesitamos nerviosismo en los mercados, puesto que la incertidumbre es ya demasiado elevada, ha dicho la canciller, en una entrevista con la radio alemana rbbInforadio. Y han sido dirigentes de sus socios de gobierno quienes más las han alimentado. El líder del FDP y ministro federal de Economía, Philipp Rösler dijo que no cerrará la puerta a «una insolvencia ordenada de Grecia», mientras que el presidente de la Unión Socialcristiana (CSU), Horst Seehofer, pidió la expulsión de la zona euro de los países que no cumplan con los límites de deuda.
Merkel, para quien la política económica y financiera tiene un 50% de psicología, ha dicho este martes que «el mejor favor que podemos hacerle a Grecia es no especular, sino alentarle a cumplir con los compromisos que ha adquirido... Todos deben medir ahora sus palabras con suma precaución».
La jefa del gobierno alemán asegura que hará todo lo posible por mantener la unidad de la eurozona y pide a sus socios de la UE que hagan lo mismo ya que podría darse con suma rapidez un efecto dominó.
Por eso el primer mandamiento debe ser «evitar una insolvencia incontrolada, ya que ello no solo afectaría a Grecia, sino que existe el gran peligro de que afecte a todos, por lo menos a unos cuantos países», advierte Merkel.
El gobierno griego ha reconocido que, si no recibe los 8.000 millones que espera de la UE y el FMI, no tendrá dinero para pagar los salarios públicos y las pensiones el mes que viene.
La canciller se entrevistó ayer con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, pero de su encuentro no trascendió opinión alguna sobre Grecia. En un comunicado, ambos insistieron en la necesidad de que se ratifique cuanto antes la reforma del segundo fondo de rescate, Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, aprobado por los líderes comunitarios en julio. En Alemania, precisamente, la ratificación del acuerdo está difícil por los obstáculos que ponen los socios de gobierno de Merkel.